Sonia clama por una "casa indigna" ahora ya

Sonia Parra Bulnes confiesa poco más de 60 primaveras, vive en Cauquenes y hace 26 años tiene un kiosquito al lado del Hospital San Juan de Dios que quedó todo en el suelo. A un mes del cataclismo, recién levanta vuelo el negocio, pero todavía no tiene dónde vivir.

"Lo perdí todo. Mi casa quedó tirada y a un mes del terremoto todavía no tenemos solución. Es terrible ver cómo el esfuerzo de toda una vida, que pagaste religiosamente mes a mes, queda en el suelo", dice la mujer entre lágrimas.

- ¿Y le ha llegado ayuda?

- Hasta ahora, nada. Prometieron mediaguas, pero no llegan todavía.

- ¿Y no le importaría vivir en una vivienda de emergencia?

- Claro que no, mientras sea un techo digno, sobre todo antes que llegue el invierno. Por favor, manden pronto la ayuda, no podemos seguir esperando.

La angustia de Sonia encontró eco en el propio capellán de Un Techo para Chile, el sacerdote jesuita Felipe Berríos, quien mandó un recadito a los que han descuerado su obra y han tratado sus casitas de "indignas". "Si trabajaran de la misma forma que critican, la cosa sería distinta y tendríamos las viviendas que se necesitan", enfatizó. Según el cura, hasta ahora se han construido 2.675 viviendas de emergencia y la meta final es 20 mil a fines de mayo, antes que empiece el Mundial de Sudáfrica.

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