Ítalo Jorge Nolli Olivan tenía 68 años y era soltero. El presunto responsable de la muerte de dos detectives tenía seis hijos con dos mujeres diferentes y, según relata su sobrino, el contacto con ellos era casi nulo.
El sospechoso era veterano de la guerra de Vietnam, donde participó como mercenario, y registra antecedentes desde 1987, cuando fue cómplice de hurto de material de guerra y almacenamiento ilegal de armas de fuego. En 2001 pasó seís días cumpliendo una condena por delitos asociados a estafa, los que se suman a los antecedentes que registra por giro doloso de cheques en 1995 y 1996.
Ese año, cuando fue detenido por estafa, avisó a sus captores que algún día se "echaría por lo menos a dos policías", según relató La Cuarta (foto inferior).
En la comunidad Parque de los Reyes II, ubicada en la calle Ricardo Cumming y donde Nolli tenía su domicilio, la relación con sus vecinos no era de las mejores y lo retrataron como alguien de muy poco hablar y parco en el trato con los residentes.
"Él era una persona extraña. Daba una impresión extraña porque siempre se vestía con una chaqueta negra y un gorro tipo boina", comentó una de sus vecinas del edificio en Cumming.
"Él no revelaba nada y sólo lo veíamos para reuniones estrictamente familiares", comentó un sobrino del autor de los disparos contra los detectives.
prometió vengarse
En la edición del 3 de abril de 1996, La Cuarta publicó la penúltima detención que Ítalo Nolli registra en sus antecedentes. En ese entonces, cayó preso por el delito de estafa, después de que la Policía de Investigaciones lo buscara constantemente tras tener diez órdenes de aprehensión por giro doloso de cheques y falsificación.
Nolli, que tenía una empresa pantalla de compra y venta de chatarra en La Florida, abría cuentas bancarias en diversos bancos, llegando a acumular $350 millones de pesos.
En la ocasión, el asesino portaba un lujoso maletín metálico en el que contenía dos metralletas nueve milímetros, una CZ Parabelum y una Browning, además de 108 proyectiles, cuatro cargadores y un puñal de combate.
Al momento de su detención, Ítalo Nolli confesó que con su arsenal, tenía pensado "echarse" a dos policías, lo cual nunca pudo llevarse a cabo, ya que fue puesto de inmediato a disposición del 14° Juzgado del Crimen de Santiago.
Por si fuera poco, en 1986, el sujeto había fingido la muerte de su señora, con la intención de cobrar un seguro de vida.
Aldo Duque, fiscal sumariante de la tercera Fiscalía Militar por esos años, contó al diario pop que Nolli obsequió unas vacaciones soñadas a su mujer en el sur, contratando previamente un seguro de vida.
Hecho el trámite, consiguió un certificado de defunción, armó un funeral falso llenando un ataúd con listones de madera y lo mandó a cremar, con la excusa que el difunto tenía sida.
La mujer de Nolli se percató del engaño cuando revisó el obituario y lo demandó con la Fiscalía, la que argumentó que el caso no les competía, a lo que la mujer señaló que tenía temor, por la gran cantidad de armas que manejaba el sujeto.
Sin embargo, recurrió a la justicia ordinaria, que lo procesó por estafa y almacenamiento ilegal de armas de fuego.