Todo comenzó con la idea de Vince McMahon de armar una batalla entre multimillonarios y así darle un nuevo repunte a la lucha libre gringa.
¿Y el rival? Nada menos que Donald Trump. El actual presidente de Estados Unidos ya había tenido varios acercamientos con la WWE. Si Wrestlemania IV y V se realizó en el Trump Plaza en Nueva Jersey.
Así fue como el 1 de abril de 2007 se culminó uno de las promos más recordados entre los dos empresarios. En WrestleMania 23, McMahon y Trump armaron una rivalidad que tenía como premió rapar al cero al perdedor.
Por eso se aseguraron y amarraron a Bobby Lashely y a Umaga -que falleció dos años después- para que los representaran arriba del ring.
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Pero esta mocha necesitaba un árbitro especial. ¿Y quién sería el elegido? Stone Cold Steve Austin.
Un momento que así recordó el histórico luchador en conversación con el sitio gringo Complex.com.
"Vince me dijo: "Steve, voy a ver si puedo conseguir que Donald reciba la stunner (paralizadora). Va a ser grande, que va a ser grande". Luego él me presentó a Donald. Me di la mano con él. Luego McMahon le dijo: "Escucha, quiero saber si después de la pelea, cuando todo está hecho, si Steve podría hacer la paralizadora sobre ti". Donald le respondió: "¿Usted piensa que sería una buena cosa?" y Vince responde: "Oh, ¡por supuesto que sería bueno!". Pero un consejero de Trump decía que "No, no, no! No es necesario hacer esto, tenemos otras cosas que hacer!". Y Donald le dice a Vince, "Usted piensa que va a ayudar? ' y Vince dice: 'Te prometo que va a ayudar. " Y Donald dice: "Está bien, lo haré".
Aquella batalla entre empresarios dio por ganador a Trump, que con la ayuda de Lashely rapó al cero al patrón de la WWE.
Aunque el final vendría después, tal como ya lo habían pactado, con la paralizadora de Stone Cold al político.
"No fue la mejor ejecución, pero le dimos un montón de crédito a Donald Trump. Él estaba ahí para hacer negocios y eso fue lo que hicimos. Lo respeto por eso", remató el gladiador.