"No hay rastros. No hay ningún tipo de contacto detectado ni indicios. Estamos en una fase crítica de oxígeno en el séptimo día, si el escenario fuese de que está en inmersión".
La declaración, de por sí dramática del vocero de la Armada argentina, Enrique Balbi, resume la situación del submarino "ARA San Juan", desaparecido en las aguas del Atlántico sur con 44 tripulantes.
Se habla de ruidos, de mensajes desde el océano, pero no se tiene la ubicación para iniciar un eventual rescate. Mientras, en la superficie, el drama es palpable y sufrible por los familiares de los marinos y los involucrados en la búsqueda, sobre los que se cierne el fantasma del submarino nuclear ruso "Kursk", que el 12 de agosto de 2000 naufragó en el mar de Barents causando la muerte a sus 118 ocupantes. Esa embarcación permaneció 14 meses en el fondo del mar, a 108 metros de profundidad y fue reflotado después de tres meses de trabajo a un costo millonario.
Por otro lado, también se genera la esperanza, que viaja desde este lado de la cordillera, en la voz de los 33 mineros de la mina San José, según rescata el diario argentino Clarín.
"Empezaron a entrar a mi celular los mensajes de los mineros. Enseguida se me vino a la mente el principio de todo. Cuando se nos vino la roca y nos vimos encerrados sin saber si en algún momento íbamos a salir", cuenta Omar Reygadas, el minero N° 13.
"Emocionalmente, las situaciones son igual de difíciles en la profundidad y en la superficie. Los muchachos que están en el submarino están atrapados como lo estuvimos nosotros. Pero ellos están encerrados en una máquina en cualquier parte del mar", agregó.
MENSAJES A FAMILIARES
Reygadas también tuvo palabras para los familiares de los marinos, que pasan horas de terror en Mar del Plata: "Vivir la ansiedad y la angustia de no saber dónde están, es tremendo. Hay que darle lucha, hay que estar, no perder la fe".
Ante ello, según señala Reygadas a Clarín, a los familiares de "los 44" les falta el mensaje esperanzador, que avise que están con vida, como el que ellos hicieron llegar a la superficie: "Estamos bien en el refugio los 33 ".