Superpoli caza al toque a patos malos por sus gestos y mañas

Tal como en la serie gringa "Lie to Me" (domingo por Fox), en Chile tenemos un experto en cachar, con sólo mirarle los gestos, a los patos malos que asuelan nuestras "tranquilas" callecitas. Esos mismos delincuentes que tienen con el alma en un hilo a alarmistas y los no tanto.

Se trata del súper teniente coronel Mauricio Valdivia, jefe de Análisis Criminal del Departamento OS-9, quien  jura que, a través de observar la gestualidad, es facilón pillar a un malacatoso.

"El miedo, la ira, la sorpresa o el desprecio son emociones que causan cambios involuntarios. Levantar ligeramente la ceja es una señal inequívoca de tristeza. Un mentiroso se toca el pelo como si se lo quisiera alisar. Además, hace contacto visual con su interlocutor para verificar en qué momento se ha convencido de lo que le están diciendo", explicó el oficial que lleva más de 20 años de servicio.

-Usted está igual que el investigador de "Lie to Me"...

- La realidad supera la ficción. El conocimiento limita los hechos, la imaginación tiene límites. La realidad es universal y cambia.

- ¿Qué diferencia a un sicópata de un ladronzuelo?

- Hay sicópatas sexuales que a veces matan. Ellos son depredadores de miedo, buscan dominio y humillación antes que sexo.

- Se dice que en Chile no hay asesinos en serie.

- Sí existen asesinos en serie, pero en Estados Unidos hay mucho más.

- ¿A qué se debe que los gringos cometen crímenes tan atroces?

- A que hay genes diferentes. Los anglosajones tienen cien asesinos en serie al año. Las reglas sociales y la cultura, más la genética, influyen en el perfil del asesino. Es por eso que en Chile tenemos más femicidios y violencia intrafamiliar. El setenta por ciento de los homicidios cometidos en Chile son por alguien conocido, no sólo familiares, también amigos o vecinos.

- No por nada se llama a denunciar a tiempo a los maltratadores.

- La causa de todo es el descontrol emocional. No se piensa antes de actuar, ése el  principal motivo.

Por Karen Punaro M.

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