Tachuela Chico casi cambia los zapatos de tony por chuteadores

Tachuela Chico contó que estuvo a un paso de jugar por el equipo Alianza Lima. Pero el payaso siguió a su corazón y se quedó con el circo. Y no se equivocó: ayer lo homenajearon con un monumento por sus 50 años de carrera.

Más de cincuenta años dedicadas a las risas fueron reconocidas este viernes en la comuna de Estación Central. Ahí, justo frente a la Plaza de los Circos en el metro San Alberto Hurtado, una estatua de Agustín Maluenda Quezada, conocido como el Tachuela Chico, fue inaugurada entre trompetas, grandes zapatos y narices rojas.

El payaso de 62 años, que saca carcajadas con su famosa frase "la guagua", lleva el circo en la sangre. Agustín forma parte de la quinta generación dedicada al espectáculo, y es hijo del recordado Tony Tachuela.

Junto a su hermano, Joaquín Maluenda, se inspiró en su padre para tomar el nombre de Los Tachuelas, y así comenzar con una larga y reconocida carrera en los circos.

Pero nada de esto habría sido posible sin el esfuerzo que le ponían cuando chicos: se ganaban sus primeros pesos haciendo reír a los vecinos.

"Nosotros empezamos haciendo circo en el patio de la casa en La Palmilla. Con mi hermano éramos payasos y mi hermana Bernardita hacía contorciones. Como entre el '65 y '68. Yo tenía como 6 años. Y por arriba de la muralla los vecinos nos pedían que los dejáramos mirar, y nosotros le decíamos que si nos traían un peso los dejábamos", contó el Tachuela Chico.

"El éxito fue tan grande que me salía a dar una vuelta con un cartel pintado con carbón que decía 'hoy, circo de Los Maluenda', y me traía a todos los cabros chicos. Cuando mi papito falleció, fue este juego de niños el que nos ayudó a parar la olla", agregó.

Además de ser bueno para las tallas, Agustín era seco para la pelota. Incluso tuvo la posibilidad de jugar profesionalmente en el reconocido club peruano Alianza Lima. Pero su amor por el circo fue más fuerte.

"El circo siempre ha tenido grandes jugadores. Yo el '75 estaba en Lima, y nos tocó jugar un partido con un equipo de tercera división. Y andaba ahí Héctor Chumpitaz, el ex seleccionado de la generación de oro de Perú, y me vio jugar", contó Maluenda.

"Ese día me destapé haciendo goles. Cuando terminé se me acercó y me dijo 'sácate la ropa de payaso, hermano, te queremos para que juegues en Alianza Lima, con contrato'. Y yo le dije que gracias, pero que era un hombre de circo, y tenía contrato ahí. Insistió preguntándome cuánto me pagaban, pero yo le dije que estaba con mi hermano, y que tenía que cumplir y terminar con ellos", confesó el payaso.

Luego de trabajar durante 41 años con a su hermano, manteniendo por 29 años el circo Los Tachuela, deciden tomar caminos separados. Y este es el origen del proyecto que hoy lo tiene trabajando con su hijo Agustín Maluenda, en la carpa de "Pastelito y Tachuela Chico", donde espera seguir sacando risas hasta a los mas rudos.

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