Campeona sudamericana necesita recursos para viajar al torneo en EE.UU. con intensión de sacar la cara por nuestro país.
Talía Zúñiga tiene 20 años y hace cuatro participa de la academia de baile de Rodrigo Días de Viña del Mar, y lleva sólo uno dedicada a la salsa. Claro que en ese tiempo ha conseguido un nivel que le posibilitó consagrarse como campeona sudamericana del torneo de Salsa Solista Femenino Sin Límites, que se realizó en junio en Rancagua.
Junto con llevarse el trofeo, la chica con síndrome de Down clasificó para representar al subcontinente en el mundial de salsa Word Latin Dance Cup WLDC 2018, que se realizará en diciembre en Orlando, Florida, EE.UU.
El problema, como en muchas disciplinas artísticas y deportivas en donde los exponentes quieren sacar la cara por Chile, es el dinero. Es que para competir Talía deberá comprar pasaje y estadía para ella y un acompañante, por eso su familia está realizando beneficios para que el sueño de la chiquilla no se quede en eso.
La bailarina vive en Valparaíso en la casa que comparte su hermana Fabiola con su marido y la guagua de un mes del matrimonio.
El baile no sólo le ha permitido a la joven obtener trofeos, sino que también le ha posibilitado "conocer gente, mejorar su coordinación, el ritmo, hablar mejor y comportarse como una profesional en su disciplina", dijo su hermana.
Talía va al colegio de lunes a viernes y eso lo combina con una intensa rutina de ensayos, porque a la academia de Rodrigo Díaz asiste dos veces a la semana, y además tiene otra sesión exclusiva de salsa en otro lado.
Su hermana, que es profesora de matemáticas, la metió en el mundo de la danza y está haciendo todos los esfuerzos para conseguir los recursos y así pueda representar a nuestro país en EE.UU.
Gabriela Varas es la instructora de salsa de Talía y contó que "la conozco hace tres años y ahora trabajamos en la coreografía para el mundial, es en base a lo que tiene pero mejorado y con más complejidad".
Sobre la participación de su alumna en el sudamericano, Gabriela dijo que "se comportó súper tranquila, ella aprende súper rápido, es súper observadora, tiene súper buena memoria, es un poco más lenta, pero hizo su coreografía completamente sola, cuando le tocó bailar en el campeonato se acordó de todo, incluso pudo improvisar y con harto desplante, teníamos miedo de que se pusiera nerviosa y fue todo lo contrario, sacó más personalidad".
En tanto, Elías Lafuente, director de la Asociación Danza Down, ha declarado que "la práctica dancística mejora la autoestima de los niños y les aporta beneficios a nivel biomecánico, intelectual y social. Aprenden a controlar la verticalidad, el equilibrio y el espacio. Además, la música les ayuda a mantener despierto todo su sistema neuronal, ya que tienen que estar alerta".