Cuando la pega se trata de echarla adentro y eso no pasa, el drama empieza a crecer como bola de nieve.
Eso es lo que estaba viviendo Santiago Silva, que llegó a la Cato con la misión de dejar en el olvido al Nico Castillo, pero en seis mochas oficiales no le había visto el ojo a la papa.
Lo más cabrón del asunto es que el uruguayo había mostrado esfuerzo y entrega, por lo que nadie le decía que venía a robar. El tema es que el arco parecía clausurado para él. Claro que no hay mal que dure mil años.
Y lo mismo para la Cato, que con pepa del Chiqui Cordero empezó a pavimentar una victoria que hace rato no conseguían. Luego de eso, vino el show del delantero yorugua.
Desahogo
Y es que si el Tanque se llevó la gift card al final del partido, al menos se tendrá que rajar con un set de vasos para Diego Buonanotte, quien le cedió el penal para el 2-0 y luego le metió un centro con lienza para que anotara de cabeza el tercero. Goles los gritó con el alma, mostrando su desahogo. De hecho tuvo el "hattrick", pero el palo le dijo que no.
"Se recuperó la confianza del equipo, ganamos holgadamente jugando bien", aseguró el dolape, que fue abrazado por todos sus compañeros. "Les agradezco a ellos, a la gente, al cuerpo técnico y dirigentes por la paciencia que me tuvieron. Siempre dije que el primer gol era el que más iba a costar", añadió.
La guinda de la noche llegó con el "Huaso" Álvarez, quien cerró el 4-1 con otro penal, en su partido 400 con la franja. Buen apronte de la Cato antes de enfrentar a Flamengo por la Copa, el próximo miércoles.