Tataranieto de Drácula no chupa ni vinito tinto

Branislav Tepes (25), tatara tatara tataranieto del mismísimo Conde Drácula, se considera un vampiro moderno. No bebe sangre ni duerme en ataúdes, come carne y lo único que chupa a destajo es juguito, de cualquier sabor.

"Soy súper sanito, eso no lo heredé de Drácula. Nunca he querido probar sangre, pero me gusta morder el cuello, aunque sólo el de las mujeres", confesó el colmilludo joven a La Cuarta, la caza espectros.

El tranquilo muchacho es descendiente directo del príncipe de Valaquia (ahora sur de Rumania), Vlad Draculea Tepes, quien inspiró al escritor Bram Stoker para crear a su más famoso personaje: El Conde Drácula.

Con más de 600 años de historia, la familia paterna y materna del cabro llegó a nuestro país arrancando de los desastres de la Segunda Guerra Mundial en Eslovenia, según nos contó Branislav.

"Siempre se ha sabido esta historia, que el tatara tatara tatarabuelo era el conde Drácula. Para nosotros siempre ha sido algo que lo encontramos entre chistoso, místico e histórico", relató el joven sin despegarse del suelo.

El estudiante de Periodismo, que vive en Viña del Mar, no tiene poder sobre los murciélagos, come ajos, ve crucifijos sin miedo y nunca lo han clavado, ni con una estaca ni una astilla.

"Lo más paranormal que tengo es que soy bien noctámbulo, me quedo hasta tarde leyendo o viendo películas", afirmó sin misterios.

"Conde Pátula", como le decían en la universidad, nos narró que nunca se ha puesto una capa negra ni menos utilizado dientes de plástico. Lo único que tiene parecido con el famoso vampiro es su dentadura.

"Se dice que él tenía los colmillos largos y que atraía mujeres. Yo lo único que tengo es un colmillo de leche y montado tengo el colmillo definitivo, aún no se me cae el colmillo", aseguró sacando sus filosos y relucientes caninos.

Como dicen que la sangre tira, Branislav es fanático de las historias paranormales y de Edward, el protagonista vampiro de la peli "Crepúsculo".

"Me siento identificado con él porque vengo de una familia de vampiros. Hace poco fui a estudiar a Eslovenia y me comparaban con su personaje, porque vivía al lado de una colina y mi casa estaba rodeada de nieve, llena de pinos", contó, sentado a todo sol, inmune a los rayos ultravioletas.

El muchacho se conoce hasta la letra chica de su linaje y le bajonea haber perdido el título de "conde" después de la Segunda Guerra Mundial.

El tatara tatara tataranieto del inspirador de Drácula defiende a su parentela y cree que las pelis gringas han dejado a su ascendencia como chaleco de mono.

"Hollywood inventó y tildó la historia como que era un chupasangre, que tenía hartas mujeres y que volaba en las noches. Es gracioso", concluyó antes de desaparecer.

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