Con así una sonrisa, el ministro de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno, y el director general del Observatorio Europeo del Sur (ESO), Tim de Zeeuw, ayer chantaron la millonaria para el acuerdo sobre los terrenos que albergará al ojito astronómico más grande del globo terrestre.
El chiche, que tiene con babero a los profesionales de las estrellas, se llama Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT, por sus siglas en inglés), estará instalado en la punta del cerro Armazones, en la Región de Antofagasta, a sólo 20 kilómetros del observatorio de Cerro Paranal. Se espera que esté listéilor a principios de la próxima década.
La mega herramienta, que ya tiene la chapa de ser "el ojo más grande del mundo en el cielo", será más peligroso que vecina copuchenta, porque su espejo primario medirá casi 40 metros de diámetro y recolectará luz a 978 metros a la redonda.
El caporal de ESO sostuvo que la joya costó 1.500 millones de dólares, pero que lo valían totalmente.
Según De Zeeuw, la súper visión de este tremendo instrumento - más potente que el indio pícaro "Nahuel" de la telecebolla La Doña - podría llegar hasta los 13 billones de años luz, o sea, va a mostrar lo que ocurrió hace esa cantidad de años.
Entre las pegas que tendrá el E-ELT, estará sapear si hay sistemas solares parecidos al que alberga a la Tierra, cachar cómo cresta se formó el universo y hasta va a paparazzear lo que desayunan los alienígenas.
Por su parte, el canciller Moreno se cachiporreó de lo lindo y mencionó que nuestro terruño es uno de los destinos favoritos de los astrónomos, gracias a que "puro cielo azulado".
"Es parte de nuestra riqueza y es también parte de nuestra contribución a la humanidad", se quebró.
HARÁ LA PEGA A OSCURITAS
Una de las cosas que consigna el acuerdo que se firmó ayer, es que el Gobierno le cederá 189 km2 de tierra a la ESO alrededor del Cerro Armazones para la instalación del telescopio.
Además, se contempla una concesión por medio siglo en el área que los circunda. Algo así como 362 km2 adicionales, que protegerán al "Nahuel" de la contaminación lumínica -gran enemigo de los astrónomos- y la explotación de minerales.