Mujeres vestidas con hábitos se convirtieron en insospechadas protagonistas del hallazgo de un cadáver en una calle de Ñuñoa.
Poco a poco van apareciendo nuevos detalles sobre uno de los casos policiales más enigmáticos del último tiempo. Lo que partió con el hallazgo de un cadáver, que muchos atribuyeron al crimen organizado, derivó en un impresionante vínculo entre dos religiosas de avanzada edad.
Este miércoles, la Fiscalía y la PDI acabaron con largas horas de misterio sobre el cuerpo “esqueletizado” que fue abandonado el lunes en un sector residencial de Ñuñoa. Todo se habría originado en un presunto “pacto” entre dos amigas: se habrían prometido que en caso de morir, no lo reportarían a las autoridades.
Pues bien, una de ellas falleció hace alrededor de un año y su amiga, entonces, decidió cumplir el trato y guardó el cadáver en su casa, al interior de una maleta, por todo este tiempo, según ella misma contó a la policía. Se cree que la intervención de una hija, de alguna manera, habría derivado en que abandonaran el cuerpo en la calle.
Relación de pareja
Según datos de Emol, Erica Fernández Mora (59) y Lorenza Ramírez Barrera (80) se conocieron hace años en la iglesia y más que una amistad, sostenían una relación amorosa.
La sobreviviente era casada y tuvo tres hijos. Enviudó en septiembre de 2008 y varios años después, en una parroquia conoció a Erica, quien no registra matrimonio ni hijos. Pronto comenzarían una relación de pareja.
Fue después de conocerse que optaron por convertirse, según dijo Lorenza, en “laicas consagradas” y vestir hábitos azules. Según el citado medio, habrían tenido la intención de abrir una congregación.
Según relató la Fiscalía, Lorenza manifestó que había guardado el cuerpo “por cariño” y porque se habían prometido cuidarse la una a la otra “hasta el último de sus días”.
No son monjas, técnicamente
Según trascendió, algunos vecinos del sector llamaban “las falsas monjas” a las mujeres que habitaban la casa de calle Los Jardines. Y, dejando de lado lo despectivo de aquel apelativo, la verdad es que técnicamente, no son monjas, pero sí se denominan “laicas consagradas”, es decir, personas religiosas que dedican gran parte de su vida al catolicismo.
Eso sí, de momento no hay una confirmación oficial sobre su orden o congregación.
Marcial Sánchez, doctor en historia y experto en Iglesia Católica, explicó al matinal Mucho Gusto (Mega) que “las laicas consagradas, como lo dice su nombre, son laicas y habitualmente no usan hábito. Aunque sí hay países en donde la iglesia ha estimado que podrían usar un tipo de vestimenta, pero habitualmente andan como todos nosotros”.
Eso sí, aclaró que está la “posibilidad de que una mujer que haya sido casada pueda entrar a una congregación religiosa. También un varón”. Lo que sí, “tienen votos. Algunas laicas consagradas tienen votos de pobreza, votos de obediencia y también de castidad”.
La duda está en cuál sería la congregación de estas mujeres. “En este caso en particular, no tengo claro cuál sería la congregación. Porque usan un hábito bastante particular”, admitió el experto, que no pudo identificar la vestimenta.
“Hay que esperar qué contestan ellas a qué congregación pertenecen (...) La dirección tampoco coincide con alguna congregación que esté en Santiago”, apuntó.
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