Según la policía, Sebastián Cornejo Hermosilla era protegido por una organización criminal y en los próximos días iba a abandonar el país de forma clandestina.
Los días de prófugo de la justicia de Sebastián Cornejo Hermosilla, testigo clave en el "Caso Cangri" llegaron a su fin, luego que efectivos de la PDI de Concepción lo detuvieran durante la tarde de ayer en una parcela de la comuna de Quillón.
De acuerdo al trabajo investigativo, el detenido era protegido por una organización criminal que le había dado todas las facilidades para mantenerlo oculto. Eso sí, el principal objetivo era sacarlo del país en los próximos días de forma ilegal.
Y según lo señalado por el Jefe de la Prefectura Provincial de Concepción, Jorge Sánchez, Sebastián Cornejo "tenía dos órdenes de detención pendientes por delitos de estafa, ocho defraudaciones por los Tribunales de Antofagasta y Concepción. Paralelamente, era requerido por la investigación del 'Caso Cangri'".
En el operativo participó un contingente policial, ya que se tenía información de que la organización criminal que lo protegía custodiaba el sector.
Posterior al arresto, la Fiscalía Occidente instruyó a la Policía de Investigaciones para que le tome declaración en calidad de testigo en el "Caso Cangri", y destacó que no tiene la calidad de imputado en la investigación que llevan adelante.
Así lo dijo
Sebastián Cornejo Hermosilla era intensamente buscado por las policías, luego de violar la medida cautelar de arresto domiciliario por las causas antes mencionadas en su contra y por ser la última persona que vio con vida a Sebastián Leiva, más conocido como el "Cangri", en el desierto boliviano antes de de que falleciera en extrañas circunstancias junto a Germán Gundián (44), su otro amigo.
De hecho, Cornejo Hermosilla reveló detalles al matinal "Bienvenidos" de los últimos momentos de vida del "Cangri" en el desierto boliviano. En la oportunidad, aseguró que "Germán nos fue a entregar a nosotros, la intensión siempre fue quitarnos el vehículo, desde el principio".
Agregó, de paso, que "el Cangri me decía 'me voy a morir, me voy a morir'". Yo le decía 'abrázame, compañero; abrázame, huevón, si no nos va a pasar nada'".
Pero nada de eso ocurrió. Sebastián Leiva y Germán Gundián murieron en el desierto boliviano. Mientras que Sebastián Cornejo se salvó y en los días posteriores regresó a Concepción.