¡Tía Chucheta irá en casa rodante a Brasil 2014!

Cuentos y anécdotas para escribir un libro trajo desde el Mundial de Sudáfrica Elizabeth Rojas, la popular Tía Chucheta de la Marea Roja, quien echó mano a su picardía para entrar sin pagar a los estadios, viajar gratis en autos policiales y frenar en seco a los puntudos que intentaron pegarle un raspón.

- ¿Usted es la señora Eli?

- Sí, hueón. ¿Qué querís?

- Soy reportero de La Cuarta y quería preguntarle por su viaje a Sudáfrica.

- Llegué el 6 de julio con mi vestido de china y una maleta llena de cagás chicas que compré de recuerdo. Estuve en Nelspruit, Puerto Elizabeth, Johannesburgo, Pretoria y otras ciudades. También conocí el Parlamento, centros comerciales y me fui dos días de safari al Parque Kruger. Me encariñé con los animalitos, así que cuando me ofrecieron estofado de cebra en un restorán los mandé a la cresta. No comí nada de lo que hacían allá.

- ¿Y de qué se alimentó?

- Llevé la maleta llena de choritos, duraznos y atún en conserva, mayo, Milo y sopas en sobre. Cuando me daba hambre, compraba dos papas, las cocía en una tetera y me hacía un caldo.

Eli siempre dijo que iba a viajar y no a comer, y por eso hasta le sobró dinero: "Me fui con un millón 200 mil pesos. Con esa plata hueveé más de un mes y más encima me alcanzó para comprarme aros de oro blanco. Un negro tenía el par a 800 lucas, pero me tiré al suelo, le lloré y lo hinché hasta que me los dejó en 500 lucas. ¡Estos aritos son el tesoro más lindo que traje de Sudáfrica! Con el resto de la plata compré azúcar rubia, llaveros, insignias, ceniceros, té y artesanías. A mis nietos y sobrinos les iba a traer una docena de vuvuzelas, pero la vieja que las vendía en el aeropuerto quería rands (moneda sudafricana) y no dólares, así que también la mandé a la chucha".

"Ahora que lo pienso bien me fui al chancho con la pobre vieja. ¡Es que estaba tan enrabiada porque ese día perdí una maleta con calzones nuevos! Así que ahora sigo usando las misma huilas de siempre", contó la Tía, que en su periplo por tierras sudafricanas bailó en la calle, gritó junto a Maura Rivera, Tutu Tutu y Peter Veneno, y hasta hizo yunta con un abogado del Consejo de Defensa del Estado (CDE). "En Nelspruit me servían todas las micros", señaló.

Lo que encontró salado fue la locomoción, así que para viajar gratis se hacía la perdida: "A los policías les decía 'help me' y ellos me llevaban en patrulla al estadio. ¡A los pacos los tenía de taxistas! Además, las únicas entradas que pagué fueron las de los partidos de Chile, porque a los demás entré sin pagar. A los giles de la puerta les decía que mis amigos que estaban adentro me tenían los boletos, así que cuando me dejaban ir a buscarlos entraba y no volvía más. Así vi 8 partidos sin pagar entrada".

En uno de los tantos carretes de la Marea Roja Eli tuvo que pararles el carro a varios hinchas que intentaron tirarse al dulce. "Como dijeron que la Kenita se comió a toda la Selección, después iban a decir que yo me comí a toda la barra, así que se las canté claritas y les dije que ya estaba jubilada".

Doña Eli sufrió la muerte de dos hijos, "pero la pena me dio fuerzas para criar a una hija de vientre y otra de corazón que adopté a los 9 días. Cuando volví a Chile ellas me recibieron como una reina, igual que mis nietos y sobrinos".

"Lo mismo hicieron mis amigas de la Maternidad del hospital Luis Tisné. Cuando volví a la pega me aplaudieron y se emocionaron por mi valentía y esfuerzo. El próximo viernes voy a celebrar mi cumpleaños en 'El Hoyo' y ahí les voy a contar mis aventuras en Sudáfrica", avisó la Tía.

Mientras termina de pagar los pasajes y la maleta que perdió, la Tía Chucheta ya les avisó a sus compañeras del servicio de urgencia del hospital que el 2014 "me voy a Brasil con toda mi familia y arrendaremos una casa rodante para seguir a la Roja".

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