En Ñuñoa, el 19 de junio, un furgón escolar manejado por María Eugenia Viteri no respetó un "disco pare" y atropelló a una niña de siete años que iba al colegio junto a su mamá y su hermano.
La menor resultó con heridas de suma gravedad: una contusión cerebral, pulmonar, cardiaca y múltiples fracturas, mientras que la mujer de 67 años que la atropelló ni siquiera se bajó a ver cómo había quedado la pequeña que su vehículo arrastró 50 metros, y siguió su marcha, según relató la fiscalía.
Gracias a cámaras de seguridad, Carabineros pudo dar con la tía del furgón, quien dijo que no había participado del accidente, pero luego de las pericias realizadas al auto se encontró restos de cabello, sangre y ropa de la niñita.
TÍA PIDIÓ QUE GUARDARAN EL SECRETO
Lo más cuático fue que la fiscalía acusó a María Eugenia de tener conocimiento del accidente, porque algunos niños que iban en su furgón fueron interrogados y confesaron que le avisaron a la conductora del atropello y ella les pidió que guardaran el secreto.
Luego de la formalización, en donde se la acusó de cuasidelito de lesiones graves gravísimas y fugarse del lugar, el tribunal determinó que la señora sólo quedara con arraigo y sin licencia de manejar mientras dure la investigación, pero la Corte de Apelaciones accedió a la petición de la fiscalía y el sábado 3 de julio ordenó que se fuera en cana.
Lo penca fue que los polis, cuando la fueron a buscar, no la encontraron y, como ella tampoco se entregó, se la declaró prófuga de la justicia. Eso hasta ayer en la mañana, cuando Viteri se entregó al 8° Tribunal de Garantía.
Afortunadamente para la imputada, su defensa alegó que no había sido notificada por lo que se revocó la prisión preventiva y sigue libre hasta que una nueva resolución de la C. de Apelaciones determine lo contrario y lo notifique de buena manera.