Una nona de 72 pepas, de apariencia tierna e inofensiva, fue detenida por personal de la Policía de Investigaciones (PDI), luego de ser sapeada de vender pasteles chilenitos... ¡a un millón de pesos!
A la abuela no la detuvieron por alguna sanción del Sernac ni menos por carera. Las indagaciones de los sabuesos determinaron que los tradicionales dulces criollos estaban hechos enteritos de cocaína de alta pureza.
Según relató el jefe de la Bicrim San Miguel, subprefecto Óscar Norambuena, la ancianita llevaba casi dos años en el sucio negocio, y mensualmente recibía cerca de 10 "alfajores" de caspa del diablo.
De acuerdo con la información de los polis, los encarguitos eran enviados desde el norte del país, pero en algunas oportunidades la misma teclita viajaba a buscarlos.
El subprefecto Norambuena contó que Adela Rosario Muñoz Cárcamo era conocida como "Tía Paloma", en alusión a "las palomitas" que venden pasteles en los peajes y carreteras de la zona central.
Sin embargo, en la población La Legua Emergencia también la llamaban "La Vieja Brava", porque Adela vivía sola, no se achicaba con nadie y en su palacete de calle Francisco de Zárate mantenía una pistola 9 milímetros marca Jericho siempre cargada, por si a algún desubicado bueno pa'l dulce se le ocurría hacerle una mexicana.
ORDEN
Sobre la anciana pesaba una orden de detención pendiente por otro delito de tráfico de drogas, cargos que se le levantaron cuando hace un par de meses la nona intentó ingresar la cochiná a la cárcel de Colina 1.
Una vez en su domicilio, y con la evidencia frente a sus narices, los detectives le registraron la casa y le pillaron los pastelitos de falopa.
El jefe policial de la Bicrim San Miguel afirmó que, según su minuciosa investigación, la señora molía los chilenitos y vendía el polvo al menudeo, a 10 lucas el gramo.
En el caso de que un microtraficante potentado quisiera el pastel entero, Norambuena comentó que la doña cobraba un palo por el dulcecito.
TUNA
En el allanamiento a la "pastelería" de Adela se incautaron cuatro alfajores de cocaína de alta pureza, con un peso cercano al medio kilo, cerca de 100 gramos de pasta, la tuna 9 milímetros, con encargo por robo en Rancagua, y dos cargadores llenitos.
Tras su detención, la pastelera "Tía Paloma" fue formalizada por tráfico de drogas y quedó en prisión preventiva.