Tierna salvavidas de diez años se luce en Cartagena

Tiene 10 años y ya es la reina de la Playa Grande de Cartagena. La pitufa Millaray Rojas es la primera niña que se lanza al mar con la brígida pega de salvavidas.

Como la sirena no se anda con chicas se fue a trabajar a una de las playas más peludas del litoral.

Hace una semana que agarró el pito para mantener a raya a tiburones de tierra, guatones parrilleros y cufifos buenos pa'l melón con vino. A todos no les deja pasar ni una.

"No me da miedo trabajar acá, me gusta hacer esto, por eso llegué a colaborar a esta playa", dijo la babywatch, quien es el conchito de un salvavidas que titanea en las mismas arenas.

La peque contó que aprendió a nadar mejor que pirigüín cuando tenía apenas ocho abriles y que desde ese momento nadie la sacó del agua.

"Hice las pruebas que realiza la Gobernación Marítima para ser salvavidas y salí bien en todas, por eso me autorizaron a colaborar", contó.

Como tiene apenas diez añitos, Millaray se encarga de poner orden principalmente en pitufos que se agrandan y no miden las consecuencias en el mar. Con el pito acarrea péndex de un lado a otro de la playa hasta llevarlos a sitios seguros para el baño.

"La gente es irresponsable porque deja nadando solos a sus hijos, luego éstos se caen y se pierden. Ando atenta a ellos, tengo que andar devolviendo niños todo el día", explicó la sirenita.

Millaray trabajará todo este verano en la Playa Grande de Cartagena donde también labura Joaquín Miranda, otro niño babywatch.

"Acá damos posibilidades a niños que se quieren entusiasmar con este oficio, el cual está desapareciendo con el tiempo", dijo Alberto Barrios, viejo lobo de mar de Cartagua.

Alberto es el chocho papá de la Milly y sostiene que la chiquilla es mejor para el agua que él. "Todos mis hijos son salvavidas por eso ella también quiso nadar y de verdad es mejor para el agua que todos, ya aprendió a pasar las olas y creo que está lista para una emergencia", se quebró como una oblea Alberto.

La peque sostuvo que aún no le toca sacar a ningún bañista que pida S.O.S, pero no teme hacerlo. "Si me tengo que meter a rescatar a alguien no lo pensaré dos veces", remachó.

Joaquín Miranda fue el niño que inauguró la temporada de salvavidas en miniatura. El rescatista de 11 años aprobó con un siete las pruebas que le realizó la Gobernación Marítima.

A los 10 años se anotó el primer poroto cuando con un flotador a cuestas se metió al mar para sacar a un pingüino capitalino que se

ahogaba en la playa de San Sebastián.

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