Que Bernardo Riquelme ama lo que hace, sencillamente nadie lo puede negar. Es el locutor de la radio 105.7, la emisora local de Chaitén, quien se resiste a partir del lugar, y que prometió seguir transmitiendo hasta las últimas consecuencias.
Este mediodía los últimos habitantes de la zona estaban reunidos en el embarcadero, lugar desde donde saldrían en las barcazas evacuados ante el peligro inminente de un cuetazo más fuerte del volcán, que tiene la crema en la zona. Entre ellos, Bernardo Riquelme haciendo gestiones ante las autoridades, porque sencillamente... no se quiere ir.
Entrevistado por TVN, Riquelme dijo que, junto a su compipa y fiel radiocontrolador, Francisco Fierro, no han parado de transmitir y no lo harán "hasta las últimas consecuencias".
"Yo regreso a Estudios, acabo de conversar con el comandante, porque en realidad, dijo, (la caída de cenizas y la erupción) es mucho menos de días anteriores, porque la masa de lo que está tirando (el volcán) hacia el cielo es menos cantidad, nunca ha salido lava, no hay lava", chachareó.
El compipa agarró onda de una con Claudio Fariña, quien le está poniendo guendy en el sector, y le dijo, canchero, "¿puedo mirar a la cámara? para hablarle a la gente que está en el sector de Ancud, en los albergues", y a continuación les mandó su mensajito a los chaiteninos, diciéndoles que "no hay lava, sus animalitos están siendo cuidados, está Carabineros en las calles, está el Ejército y hay gente además que se ha quedado (en la ciudad)". ¡Esa onda...!
Riquelme además agregó que no eran pocos los chaiteninos que decidieron quedarse. "El censo de las nueve y media de la mañana hablaban de ocho personas, después el censo aumentó un poco, y quedan alrededor de 40, de las cuales en la ciudad deben haber unas 12 y en el sector de Lago Yelcho unas 30 personas que están emplazadas en diferentes lugares".
Canchero, el hombre que ha sido el ancla con la comunidad chaitenina sabe perfectamente que su labor es y ha sido importantísima, porque es el único nexo más cercano que tienen los habitantes de la zona, quienes dejaron todas sus pertenencias en sus casas, a la espera de lo que pueda ocurrir con el volcán Chaitén.