Titán del volante casi se murió cuando le chorearon sus tocos de juguete

Hace un par de semanas, el transportista quilpueíno Andrés Pizarro (43) casi se muere y no precisamente en un accidente vehicular, sino que del espanto que le vino cuando cachó que, de las bodegas de su casurri, un conocido le peló casi la mitad de una colección de autitos de juguete que inició hace 30 años cuando era un mozalbete.

Urgido por la desaparición de las piezas, en su mayoría fabricadas por Matchbox entre los años '50 y la actualidad, el titán del volante denunció el hecho en la PDI, cuyos capos de la Bicrim dieron con el paradero de 700 réplicas, avaluadas en 1 palo,  que iban a ser vendidas a no más de 700 gambas la unidad en una feria del sector de Achupallas en la comuna de Viña.

Sobre la incautación realizada por los polis, Andrés -quien antes del choreo llegó a tener 3500 modelitos valorizados en 5 guatas- contó a La Cuarta que "recuperar los autos  es una satisfacción enorme, porque esta es una colección invaluable que inicié cuando tenía 13 años con algunos autitos que me heredó mi abuelo y mi papá. Todos los juguetes tiene su historia y desafortunadamente esto es sólo la mitad de lo que me robaron".

El hombrón lamentó, además, que "el que tenía el lote compró los autos en 60 mil pesos y entre todo lo que me falta hay sólo 11 autitos que valen el doble de esa plata". 

Sabuesos en persecución

En sus tocos reales, los polis de la Bicrim Quilpué están tras la pista del autor del manotazo, quien nunca cachó lo que tuvo en las manos. De hecho, las puras cajas vacías de las réplicas pueden llegar a costar 10 lukas y los autitos hasta 30 mil, sin embargo, el que pegó el manotazo vendió las piezas por menos de $100 cada una.

Hasta ahora, las diligencias policiales permitieron la captura de un feriante dedicado a la comercialización de estos objetos, identificado como Luis Alberto Enríquez Rojas (42). El compadre, tras su detención, fue formalizado en el Tribunal de Garantía de Quilpué por el delito de receptación, quedando con firma periódica.

El ladrón, en tanto, podría ser chantado en cualquier momento, ya que "a través de la investigación logramos determinar quien es el presunto autor de la sustracción. Sabemos que estas piezas las tomó una persona de confianza del denunciante que, en un periodo de tres semanas, las sacó de forma lenta desde las bodegas y vitrinas de la casa del afectado mientras hacía unos trabajos", explicó el subcomisario Omar Salazar.

COMPARTIR NOTA