Doscientos 65 años. Ese tiempo tuvo que pasar para que la Real Academia de la Lengua (RAE) aceptara entre sus integrantes a una mujer. O, si lo prefiere, todo eso debió transcurrir para que la RAE "descubriera que la mujer existe", tal como lo describió de forma cruda la Cadena Ser hispana.
Cuarenta años han pasado desde que la poeta, prosista, dramaturga y ensayista Carmen Conde diera su discurso de entrada en uno de los salones más herméticos del mundo, institución que históricamente ha generado controversia y que es apuntada de ser "machista".
Un solo dato: el adjetivo "fácil" tenía entre sus definiciones como "mujer que se presta sin problemas a mantener relaciones sexuales". Fue tal la presión mediática que hace cuatro meses decidió cambiar el "mujer" por "persona". Un avance...
Y si bien en el exclusivo grupo sigue siendo mayor el número de hombres, el género femenino fue cobrando fuerza y contó, cómo no, con destacadas intregrantes chilenas.
Hoy, una representante local vuelve a estar entre los 46 numerarios y nueve mujeres de la RAE. Se trata de la magallánica Patricia Stambuk, que se convirtió en la primera periodista chilena en tener voz y voto en la institución creada en 1714.
"Es un orgullo", dice de entrada a La Cuarta de Sábado la profesional avecindada en Viña del Mar y que se describe como de "alma provinciana".
- Hábleme de sus orígenes en la región que hizo de su alma tan provinciana.
Soy tan magallánica como la nieve de agosto que me vio nacer… Allí fui al colegio, allí regresé después de estudiar Periodismo en la Universidad de Chile, ejercí en medios de comunicación, comencé a escribir libros de memorias históricas y formé mi familia. Soy hija de ese paisaje lejano y presente, majestuoso, exigente, que labra, fortalece y enraíza el espíritu.
- Cómo se da su encantamiento con las letras.
A mi casa llegaba cada semana un paquete de revistas con olor a tinta y cada uno escogía las suyas. Me gustaban los reportajes periodísticos truculentos de la revista VEA, los artículos y fotos de arte de la revista LIFE o el folclórico Patoruzú de los argentinos.
En regiones frías, se vive más la intimidad del hogar y la lectura. Y como Magallanes es y sigue siendo una isla, porque los hielos nos separan del resto del país, imaginamos el mundo desde ese fin de la tierra, a través de los libros. Mis primeros escritos fueron poemas juveniles y diarios de vida.
- ¿Cómo escriben los chilenos? ¿Cree que lo hagan peor a causa de las redes sociales?
En las redes hay claras deficiencias, porque como se lee poco, no hay imágenes de las palabras, ni siquiera menciono las normas ortográficas. Pero más que la escritura, me preocupa la forma grosera de hablar de una gran masa de chilenos de todos los orígenes sociales y culturales.
Hay una degradación y una incapacidad de distinguir lo privado y lo público. En la intimidad de sus casas, lo que quieran y como quieran, pero en la calle, en las oficinas, en los restoranes, en los espacios públicos, hay que aprender a respetar los oídos ajenos.
Con las palabras "masonantes", el vocabulario para expresar ideas, sentimientos, queda en el olvido. Todo se arregla con imprecaciones, o, como decimos en Chile, con garabatos.
- Qué significa para ud. que una periodista chilena, por primera vez, lograra sumarse como miembro de la RAE.
Soy la primera periodista chilena que entra a la Academia Chilena de la Lengua y por lo tanto la primera que se incorpora como correspondiente, por derecho propio, a la Real Academia.
Diré lo que dije en mi discurso de incorporación en Chile: Si bien se elige a la persona, celebro que esa prestigiosa y añosa institución distinga por mi intermedio al periodismo de mi país en uno de sus rasgos primordiales en el proceso de comunicar, que es el uso del idioma español.
- ¿Es una organización muy machista la RAE?
Lo era, como todas las Academias de la Lengua. La RAE impidió durante 280 años el ingreso de mujeres, con excepción de una joven doctora en letras que ingresó pero como honoraria en 1784. Ahora hay 46 miembros de número varones y solo ocho mujeres. Pero vamos avanzando.
- Se han multiplicado los grupos que quieren hacer un cambio en cuanto a ciertas palabras que consideran machistas. Se trata del llamado "lenguaje inclusivo". ¿Qué le parece este "neolenguaje"?
Es parte de movimientos políticos de reivindicación y hay que entenderlos desde ese punto de vista. Lo positivo es que le están dando importancia al lenguaje en la cultura, pero con toda la espléndida fuerza que pueden tener las palabras, un todes o una @ no igualará sueldos ni impedirá violencia. Es una propuesta que encontrará su punto justo cuando las situaciones que la impulsan sean resueltas.
- Para muchos resulta ambiguo este movimiento. Por ejemplo, utilizar la E en vez de la O, porque consideran la E neutral. Pero en estudiantas vuelve la E a ser machista y, por el contrario, en todes la A pasa de ser machista a neutral..
. Los "dobletes" son agotadores y al final ridiculizan los movimientos. Hay alternativas para evitar un lenguaje machista. Y las normas son necesarias, como las del tránsito en las ciudades. Sin ellas, sería el caos.
- La RAE considera que no corresponde el uso de la arroba, la E y la X, porque el masculino gramatical ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género. ¿Eso puede cambiar con el paso del tiempo o cree que sea sólo una moda?
La RAE y todas las academias son receptivas, pero verdades el tiempo. Si el uso de una palabra se mantiene por un periodo razonable, es incorporada, aunque sea un coloquialismo o un localismo. Si, en el caso contrario, ciertas expresiones entran en desuso, son eliminadas.
- Muchos entienden esto como una imposición.
El idioma es un sistema, no se trata de imponer soluciones inventadas que harían confusa la comunicación. La @, la X y la E no son moda ni letras revolucionarias, sino más bien flechas lanzadas al aire con un blanco equivocado.
- ¿Qué le parece que entre tantas personalidades públicas apoyando este "lenguaje inclusivo" aparezca como gran referente Michelle Bachelet?
Creo que nuestra presidente -siguiendo las normas- o presidenta -siguiendo el uso- no apunta a lo sustancial con su insistencia y en mi opinión empaña su liderazgo. Ella y la inclusión son mucho más que un mero doblete. Pero si a alguien le sirve como expresión de igualdad, adelante, aunque sin imponer.