Es uno de los artistas top el país y no hay fiesta donde el corito "¡qué sensación más pura, tocar esa cintura!" no se cante a todo pulmón. Esta es la historia de Tomás, el primer chileno que está facturando en verdes a punta de reguetón.
Tomás es un joven que desde niño siempre quiso ser cantante. Eso sí, a diferencia de cualquier pequeño chileno, su sueño no era liderar una banda de cumbia, de rock o ser un reconocido baladista: él quería ser reguetonero.
¿Triunfar con reguetón? Sí, el mismo género que en Chile es furor desde el 2006, pero donde jamás ha aportado con un exponente de primera línea. Varios lo han intentado: "Reggaeton Boys" y "Cróni-k" con algo más de fortuna que el resto, pero ninguno pudo salir de la "caricatura" del "blin-blin" y el dembow típico, ese ritmo que hace que tooodos los temas parezcan el mismo, pero con otra letra.
Este chico quería ir más lejos. "Mi referente siempre ha sido Daddy Yankee, me gusta también el estilo del reguetón colombiano, pero quiero que todo el que escuche mi música diga: 'ah, este es Tommy Boysen'", se pone metas altas el muchacho de 23 años, que bajo esa chapa comenzó a abrir las grandes alamedas del "perreo made in Chile".
Los números lo avalan: su primer sencillo, "Hooka & Sheridan's", lo convirtió en el primer reguetonero chileno en hacerse con un disco de oro, y con el segundo, "El Papi", acumula ya par de semanas entre las tendencias de YouTube.
Sus marcas en Spotify también son sorprendentes, pues registra 1,7 millones de oyentes mensuales, en una línea similar a la de otros artistas urbanos chilenos que la están rompiendo, como Polimá (936K), Pablo Chill-E (1,2M) y DrefQuila (1,8M), aunque aún muy por detrás de la reina indiscutida, Paloma Mami, quien acumula 4,5 millones de usuarios al mes.
Lo de Tommy Boysen es un fenómeno absoluto, ya que el nacional ha conseguido estos registros sin sello ni multinacional detrás de su carrera. "Mi primer tema está en YouTube desde mayo del 2018 y recién ahora agarró más vuelo. 'El Papi' ya tiene un millón de 'views' en pocos días y creo que va por el mismo camino", se ilusiona.
- ¿Por qué reguetón y no cumbia, por ejemplo, que tiene más mercado?
Tomé el riesgo nomás y seguí lo que me dijo el corazón. Sin menospreciar, no escucho mucha cumbia ni lo que se consume aquí en Chile, soy más de escuchar música gringa, europea y centroamericana. Siempre he querido hacer lo que me gusta, tal vez hacer cumbia me aseguraba un mejor mercado, pero no hubiese sido algo orgánico. No me hubiera sentido bien, me gusta tener un manejo total de lo que hago desde la base, y así me siento con el reguetón.
- ¿Seguirás sin sello?
Un sello es importante por el alcance que te ofrece, pero disfruto de las libertades de estar solo. Manejo mi contenido, mis estrategias y mis tiempos a mi pinta. Soy 100% libre. Lo he tomado como un aprendizaje, lo que no significa que más adelante no trabaje con un sello.
Vacilar con responsabilidad
A Tommy Boysen se le reconoce por ser el distinto en una generación de músicos urbanos criollos más cargados al trap. Es el dueño del perreo y él no le hace el quite. "Alguien tenía que poner el vacilón y ahí es donde aparezco yo. El género urbano acá está muy duro, porque el trap está muy alzado igual. Muy pronto seremos como Colombia, una nueva cuna del movimiento", vaticina.
Aunque su música invite a la fiesta, él se ha encargado de viralizar un mensaje en sus letras. "Promuevo no consumir drogas y disfrutar la vida, del momento, pero con responsabilidad. Sé que no es la parada de todos, pero la mía sí", afirma.
- Más allá de esas diferencias de forma y fondo, ¿cuánto influye la unión en la escena chilena para el éxito actual?
¿Unión? No lo veo así. Acá cada cuál se ha hecho solito. Se han ido dando feats, claro, pero todos hemos surgido solos. Lo que sí hay es respeto, hacer lo posible para que al de al lado le vaya bien, no chaquetear a nadie ni pisotear al resto. Así funciona.
- ¿Tienes haters?, ¿con qué te pegan?
Tengo, pero son los menos. Me dicen que me creo la raja, que soy feo y cosas así. Pero no cachan que soy el primero en asumirme: mido como 1,60, soy flaquito, pero como bien digo en "El Papi": "Soy el feíto de las nenas lindas", jajajá. Todo es pura actitud.