Luego de una cena a la luz de la luna junto a la Jessica, una vaca lechera de exportación, al Toribio se lo devoró la fama y creyó ser el vacuno con los cachos más largos de la zona.
Pero con la vara que mides, serás medido, dice el viejo refrán. Y así no más fue, porque al muuuuuuy sinvergüenza le gustaba arrancarse de su refugio, pa' estirar las patas y salir a comer pasto tierno a la población Chorrillos, de Viña del Mar. Y perdió feo.
La mañana del lunes llegó de visita al criadero el Torobayo, un semental valdiviano que acrecentó la producción de leche entre el ganado hembra y se palabreó a la Jessica para poder ordeñarla. Ella se hizo la difícil hasta el tercer rumeo, cuando sucumbió ante los encantos del galán sureño.
En pleno arrumaco se encontraban cuando apareció en escena el Toribio, quien al ver a su niña abrazada por otras pezuñas, huyó del establo para desatar toda su furia.
Salvaje
Como un potro indomable, el despechado toro llegó por los cerros de la Ciudad Jardín hasta un domicilio ubicado en Avda Valdivia. En ese lugar, a eso de las 14 horas descargó su rabia contra una vivienda.
Los moradores escucharon los destrozos, salieron a ver qué pasaba y se encontraron con el enajenado animal, quien provocó daños estructurales a la vivienda, abolló los autos que se encontraban estacionados en el patio y, lo peor de todo, es que corneó a don José Rojas (60) y le produjo una fractura en el calcáneo.
"Estaba loco, estaba botando espuma por la boca y lo traté de ahuyentar. Pero en vez de escapar se puso en posición de ataque. En eso llegó mi papá por detrás y fue embestido por el animal", contó Roberto Rojas, hijo del lesionado.
Su hermano, José Rojas Villar, también resultó con heridas pero no de gravedad como su progenitor, quien fue trasladado hasta el Hospital Gustavo Fricke y estará, por lo menos, 10 meses sin poder trabajar su furgón escolar.
Prófugo
Según contó Roberto Rojas, dos personas aparecieron en el lugar para llevarse al cornudo, en vez de prestarles ayuda. "Como estábamos asustados y preocupados por mi papá no grabamos nada", agregó.
Lo más penca para la familia afectada es que el tratamiento para don José cuesta dos millones y no hay quién se haga cargo de los daños provocados por el animal. "El toro era blanco con manchas cafés. Ojalá alguien lo reconozca y nos ayude a identificar a los dueños", dijo el muchacho.
Hasta el cierre de esta edición, el Toribio se mantenía prófugo de la justicia.