Los chaqueteros que nunca faltan, decían, o más bien trituraban, que Óscar Opazo el último partido bueno que había jugado había sido en la China Cup, esa donde el lateral ñurdo pasó de ser conocido sólo en Valpo a estar en la mira de los perros grandes y lanudos.
Y, por lo mismo, anoche el "Torta" disfrutó de ese gustito mezcla de revancha y alegría cuando no sólo ordeñó como nadie la oportunidad que le dieron de ser titular, sino que se consagró con dos goles que devolvieron a Colo Colo a la lucha por el título.
Como la izquiera ha sido un eterno dolor de cabeza, Pablo Guede anoche decidió darle una nueva oportunidad a Opazo, que respondió con una pega casi perfecta.
Al igual que los niños y los curagüillas, los fríos números no mienten y en ese sentido el conconino, sencillamente, la rompió: imagine que aparte de la dupleta en el arco, dio otro par de pases de gol y en total contabilizó 57 toquescorrectos y cariñosos a la pelota.
Clarito
Y sus conquistas, además, fueron en momentos claves. Cuando San Luis se insinuava como visita insolente, de esas que ya han conocido varias en el Monumental, el "Torta" abrió el marcador con un golón, que tejió después de eludir a un zaguero y clavarla como cirujano al ángulo del Nacho González.
El segundo fue como broche de oro. Después de picar toda la cancha, el porteño selló un contragolpe letal que mandó a la lona a San Lucho.
"Necesitaba un partido así, casi redondo. No acostumbro a hacer goles y necesitábamos un triunfo con contundencia", dijo el héroe de la noche, que incluso le ganó en aplausos a Esteban Paredes al momento del adiós.
Camino a la ducha, eso sí, los albos celebraron lo justo, porque la próxima semana se viene Católica en San Carlos "y esa siempre ha sido una cancha difícil", avisó Julio Barroso, que adelantó que el Colo despertó. Y es peligroso.