El empresario Walter Araneda durante años estuvo implicado en la mafia de la madera. Compraba los productos en predios tomados por comunidades mapuche y grupos armados, a quienes en algún sentido financiaba. Llegó a vender la mercancía a grandes empresas dedicadas al rubro, como la Forestal Arauco. Pero hace un tiempo cayó, y para quedar en libertad, reveló todos los detalles.
Acaso acorralado, Walter Araneda Parra no tuvo de otra y aceptó soltar todo lo que sabía. El último día de octubre del año pasado llegó al cuartel del OS9 de Carabineros ubicado en Concepción, y en cuestión de minutos, les explicó a los uniformados paso a paso cómo hizo para convertirse en un prolífico traficante de madera y mover cientos de millones de pesos en productos de esta clase, claro, conseguidos al margen de la ley. Contestó cada una de sus dudas, incluso las que lo ligaban a grupos radicales y comunidades mapuche de La Araucanía. Todo esto, en resumen, le permitió seguir libre, sentenciado apenas a cinco años de libertad vigilada intensiva, pena que ha levantado lógica controversia.
En su extensa declaración —a la que accedió la Unidad de Investigación de BioBioChile—, el empresario sostuvo de entrada que fundó su centro de operaciones entre la provincia de Arauco y la región de La Araucanía, y puso como ejemplo el sector alto de Purén, desde donde llevó adelante la explotación de dos predios, uno de ellos aparentemente de la Forestal Mininco. Allí, su grupo extrajo madera durante toda la temporada de invierno del 2021.
Ambos predios, explicó a continuación, estaban tomados. Uno por una comunidad mapuche y otro por un grupo de jóvenes que aparentemente “se armó para lucrar con madera”, de modo que el negocio funcionaba de la siguiente forma:
“En general la comunidad mapuche o el grupo radical, como quiera llamarle, toman un predio, usurpan un predio, lo tienen vigilado un tiempo, que puede ser un mes, con control de acceso. Después llaman a un comprador o dos, aunque de repente hay muchos interesados en comprar. Ahí ellos dicen: tenemos este predio tanto, de la comunidad tanto, vendemos a tanto la camionada de madera o bien necesitamos que hagan la madera y la carguen y transporten. O sea, el servicio completo”.
De uno de los predios, el que no pertenecía a Mininco, Araneda estima que llegó a traficar cerca de treinta hectáreas de pino. Y según detalló, tras aceptar el proceso antes mencionado, los pagos se concretaban una vez a la semana, por lo general, los viernes a la tarde. A esa comunidad le abonaron entre 20 y 25 millones de pesos en efectivo.
El proceso de negociación con el predio de Mininco, sin embargo, fue mucho más complejo, más que nada por el secretismo del grupo que lo administraba. “Andaban encapuchados y se escondían”, explicó en pocas palabras. Otro ejemplo: “Cuando fui a la reunión, uno estaba con una escopeta, otro estaba con una uzi, y uno como con cinturones atravesados al cuerpo con balas”. A ellos, a través de un “flaco” de unos 22 años al que apodaban “Cono”, les hacía llegar el dinero.
En cuanto a los montos, precisó: “Calculo que debía haber salido de este predio unas 350 cargas de camiones. Como aquí nosotros hacíamos la madera, el pago por camión que se les entregaba era de 375 mil pesos, haciendo un total yo calculo de como $130 millones”.
La fortuna a través de la madera
Antes de su detención, Walter Araneda Parra almacenó una pequeña fortuna que, según un oficio reservado de la Unidad de Análisis financiero (UAF), estaba valuada en $614 millones. Esa cifra es la que Los Coigües, la empresa que él controlaba, presenta como salidas en el período que comprende 2019 y 2021, y es, también, la fachada que echó a correr para camuflar la actividad ilícita. De acuerdo a BBCL, además ocupó guías de despacho y facturas falsas para esconder el origen de los productos forestales.
El organismo, por lo demás, detectó transferencias a cuentas de Los Coigües y de siete familiares directos e indirectos de Araneda por un total de $75 millones. Movimientos que por cierto se llevaron a cabo “sin que se pudiese establecer una razón de negocio”.
Ahora, al revisar las entradas y salidas de una cuenta personal del empresario devenido traficante de madera, entre octubre de 2018 y diciembre de 2019, obtuvo más de $227 millones por parte de la empresa. Y también se advirtieron millonarios traspasos a personas de su círculo íntimo.
Las operaciones de Araneda
Otro informe de Carabineros al que tuvo acceso BioBioChile da cuenta que los productos explotados “en negro” por Araneda, se repartieron entre siete firmas. Algunas de ellas, reconocidas empresas del rubro como la Forestal Arauco. El negocio con ellos lo hacía a través de un intermediario que parecía tener libre acceso, reveló el empresario.
En concreto, reveló el medio, Arauco concentró un 4% de las operaciones de Walter Araneda Parra. Eso, hasta que se percataron que la madera que estaban comprando podía ser robada a ellos mismos o a sus competidores.
De hecho, en la causa contra el traficante de madera, la transnacional chilena figura como querellante, en vista de que también fue víctima de la sustracción de productos desde sus predios, y se opone firmemente al procedimiento que lo dejó sin pena de prisión.
Precisamente sobre la sentencia, la fiscal de la Unidad de Alta Complejidad, Marcela Barahona, aclaró que “el rango de pena, atendido que se trata precisamente de un procedimiento abreviado donde hay configuración de atenuantes por prácticamente todos los imputados acusados, van entre dos y cinco años”. Sin embargo, la decisión de que Araneda quede en libertad vigilada causó controversia incluso en el gobierno.
Por caso, el delegado provincial de Arauco, Humberto Toro, acusó su incomodidad porque “son personas que están relacionadas con delitos muy complejos en la provincia”. “Se respeta, pero nos produce molestia”, protestó.
En tanto, el Servicio de Impuestos Internos (SII) y la Forestal Arauco pidieron elevar los antecedentes a la Corte de Apelaciones de Concepción con motivo de revisar los castigos.
El fallo debería conocerse durante la próxima semana.
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