El pasillo de una microlia del Transantiago se convirtió ayer en un improvisado pabellón donde un bebito vino a este mundo gracias a la ayuda del tío conductor y los pasajeros que se transformaron en repentinos parteros.
El episodio ocurrió justo al mediodía, en el Parque O’Higgins, a la altura de Rondizzoni con Beauchef, cuando el conductor del vehículo de pasajeros de la línea I10 se percató de que la mamita no se encontraba bien, por lo que detuvo la máquina y confirmó que había iniciado el trabajo de parto.
Apoyado por los pasajeros, rápidamente ayudó a la mami, mientras esperaban la llegada de equipos de emergencia.
Sin embargo, el bebito no quiso hacer más larga la espera y vio la luz en medio de los validadores, tarjetas Bip! y vidrios rayados.
Según contó una chiquilla que acompañaba a la madre, venían de un consultorio de Cerrillos, donde supuestamente no la quisieron atender y la enviaron al Hospital San Borja-Arriarán.
El suboficial Víctor Manuel Parada Riffo, motorista de la 57a Comisaría de Tránsito, contó a La Cuarta que llegó rajado al sitio, alertado por Cenco.
“Me encontré con la micro detenida y saqué una cortapluma y un elástico que siempre ando trayendo. Al subirme me di cuenta de que nadie atinaba a hacer nada así que sin pensarla amarré, y corté el cordón umbilical”, contó.
“Tomé a la guaguita, la abrigué, y le limpié las secreciones hasta que llegó la ambulancia y se la llevó en buen estado al San Borja-Arriarán. La mamá estaba bien, consciente y feliz”, agregó el poli que por primera vez en sus 26 años de servicio atendía un parto.