Tres chiflados casi se asan al palo en el Llaima

Si Moe, Larry y Curly hicieron de las suyas en sus películas, los tres chiflados chilensis, Álex, Mauricio y Miguel, dieron jugo, pero en un volcán en erupción. ¡Plop!

El ingeniero Álex Rey (46), el secretario técnico Mauricio Ramos (41) y el guía turístico Miguel Ayala (38) son tres amigotes que les prenden velitas a los deportes extremos. Claro que están menos preparados que opinólogo para la PSU.

El viernes pasado los corajudos quisieron realizar la "ruta de los reclutas" en el volcán Antuco, pero el camino estaba cortado. Entonces Álex los llevó hasta su parcela en  Curacautín y en la madrugada del sábado los pastelazos salieron a conquistar la cumbre del volcán Llaima sin tener idea de que había entrado en erupción.

"Nadie nos detuvo. Luego vimos actividad volcánica, pero no la tomamos en serio. Fue medio inconsciente, pero decidimos ir a observarla de cerca. Quisimos llegar hasta el cráter", dijo  Rey con la tremenda "perso".

El piño de carepaltas llegó a 900 metros del forado que vomita fuego. Cuentan que emanaba una colosal columna de cenizas y vapor. "Se escuchaban ruidos de explosiones, como cuando una ola revienta en la noche. Más encima se formó una lengua de lava que escurría",  contó Mauricio Ramos,  con el cucu a dos manos.

Estuvieron a cuatro metros del río candente, de mil grados centígrados, antes de pegarse el alcachofazo y regresar.

"Fue un rajazo. Nos mandó la adrenalina. Bajaba la lava roja y el humo derretía la nieve. Una inmensa bola negra lanzaba su onda expansiva de 40 metros de diámetro. Al final terminamos tostaditos por el calor", dijo Rey.

Una vez abajo se toparon con carabineros, que los buscaban desesperadamente incluso con un helicóptero. Los perlas negaron que hubiesen llegado al cráter. Tampoco contaron que se escondieron del helicóptero.

Al final los pailones libraron de polvo y paja. Celebraron con un asado y se encomendaron al Pulento, porque no la cuentan dos veces.

PÁNICO ENTRE AGRICULTORES: "RUGE CERCA"

Pese a que el miedo se apodera de los cristianos que viven cerca del volcán, los pequeños agricultores y crianceros de animales dicen que no abandonarán sus tierras si la autoridad ordena la evacuación.

"Es peligroso estar aquí, pero tampoco podemos salir como nos recomiendan algunas autoridades, y dejar nuestras ovejitas y chanchitos, porque algunos vivos se los van a comer", se lamentó el campesino Juan Vidal.

"Estamos asustados. En la noche el volcán ruge muy cerca", dijo el tata Mario Manquel (en la foto).

El Ministerio de Agricultura decretó zona de emergencia para las comunas de Vilcún, Curacautín, Lonquimay, Cunco y Melipeuco.

R. Henríquez/M. Carrillo

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