Tuitera busquilla le acarrea paquetitos a la puerta de su casa

María Paz Castillo (28) es enferma de busquilla. A punta de ñeque se las ha arreglado para armarse sus propias pegas y no tener que depender de un terrible jefe. Empezó vendiendo humitas y queques, pero hace tres meses se le prendió la ampolleta y amplió sus actividades laborales.

Tras congelar sus estudios de Producción Artística en Buenos Aires, la joven ritalín se convirtió en “La Chica de los Mandados” (@delosmandados) y se dedica a recibir platita por solucionar cachos.

Por ejemplo, si a la gallá le da flojera comprar un regalo o simplemente quiere evitarse el ajetreo, ella realiza el trámite sin chistar y le deja el paquetito en la puerta del hogar. Pero claro, su recompensa es un pequeño recargo.

Hace diligencias (notaría, cambios de productos), compra los pasajes para sus vacaciones y es experta en encontrar regalos para reconquistar a la pierna (o).

En el poco tiempo que lleva en el rubro ya ha rechazado propuestas. Casi se fue de traste cuando una patuda le preguntó si podía ser testigo falso de un accidente y cuando le pidieron que hiciera un trabajo universitario. “Yo escribo, pero en mi blog. Esta persona me estaba pidiendo que faltara a la ética”.

Se metió en este cuento cuando su yunta de Twitter @bruffinelli, buscaba a alguien que le comprara un candado de bicicleta y se lo fuera a dejar a la casa. Ella se ofreció y se dio cuenta de que esto podía convertirse en una buena entrada.

“Siempre fui buena para los mandados y para comprar artículos específicos. Cuando chica un tío me pasaba 10 lucas y con esa plata tenía que llevar la mayor cantidad de regalos posibles. Además, encontraba las cosas rebuscadas”, dice Mapapo (así la llaman los amigos).

Aquí todo es conversable y las tarifas dependen de las misiones imposibles que deba cumplir esta tuitera. En promedio son $8.000.

“Una vez me pidieron unos plumeros verdes para un colegio de La Reina. La idea era que estuviera en el lugar antes de las 9.00 de la mañana, por eso tuve que salir a las 7.00 de mi casa”.

Fue su buen pique. María Paz vive en el Barrio Yungay y se moviliza sólo en su bici. Por eso, hasta ahora sus repartos son dentro de la comuna de Santiago, Las Condes, Providencia y Ñuñoa.

Para la Navidad se hizo la América y muchos contrataron sus servicios. “Lo más solicitado fue el libro gordo de 31 minutos y la muñeca Monster High loba”.

Por estos días está disponible para todos aquellos que quieran conseguir regalos atrasados. Con las chauchas que junta (no quiso revelar el monto), espera terminar su carrera.

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