El peque Mario Moreno, de 6 años, corre junto a un grupo de brocas de las escuelas de fútbol de su edad en el nuevo césped sintético del Monumental. Becado por el club popular, goza como tantos niños que sueñan con vestir en el futuro la camiseta alba del primer equipo "y después ir a jugar al Barcelona".
Es el menor de los hijos de Turrón, mismo nombre que su heredero, el cómico que alcanzó la Gaviota de Oro en el Festival de Viña 2001 y que por falta de pega la ha estado viendo con tongo. Por ello no encontró nada mejor que vender a través de Internet su premio festivalero, por el que ya le han llegado ofertas superiores a los 5 guatones.
Más allá de los sinsabores, Turrón, alboadicto de siempre, se emociona al ver a su pequeño Marito disfrutar ahora del uniforme deportivo crudito que le regaló Umbro. "Y también contento, porque después de salir en televisión me han llegado un par de ofertas, para presentrar mi rutina humorística en un gran restaurante y de un empresario de la construcción, que hasta me paga un curso".