Como la plataforma es ilegal en nuestro país, los conductores le sacan el jugo a la vulnerabilidad del sistema y no pagan comisión a la empresa. Plataforma no puede enviarlos a Dicom.
"No estoy ni ahí con pagarle a la empresa. Si me inhabilitan la cuenta, me hago otra y sigo trabajando". Así de tajante es el relato de Javier, uno de tantos conductores de Uber que hallaron la forma "perfecta" para vulnerar el sistema de comisiones de la aplicación.
Su forma de actuar es más simple de lo que cualquiera podría suponer: sólo realizan viajes donde el pasajero pague en efectivo. De esta manera, reciben de mano el billete por el viaje y cuando llega la hora de pasar por caja y pagar la comisión del 25% que cobra la App a los socios conductores, les hacen un "lero, lero" y pasan de largo.
¿Y el plástico? Como el chileno se las sabe por libro, cuando caen viajes con pago a través de tarjetas de crédito, los choferes sacan a colación la popular frase de Ricardo Meruane "gracias, no se molesten" --que no le hace ni una gracia al sistema- y cancelan dicha carrera.
Sin llorar. Como las plataformas digitales de transportes fueron declaradas ilegales, según el artículo 9 de la Ley 19.040, las empresas como Uber, Cabify, Beat, entre otras, no pueden emprender ningún tipo de acción contra los pillos, como, por ejemplo, mandarlos a Dicom.
Frente a esto, lo único que puede hacer Uber es bloquean a los frescolines que no le pagan su mascada. Y por lo mismo, en Facebook proliferan muchos grupos donde se venden cuentas de socio conductor para seguir al volante, con otra identidad, pero con la billetera mórbida.
De hecho, varios conductores reconocen haber reventado más de una cuenta con deudas que superan el millón de pesos.
Cabe destacar que esta mala práctica no provoca ningún daño financiero al pasajero, ya que el pago de la comisión es sólo entre el conductor y la empresa aludida.
Más prácticas. Como si no fuera poco, los choferes usan otros trucos para sacar partido de la aplicación como, por ejemplo, el clásico "perdido" y el "sin cobertura".
La primera trampa se usa para desechar viajes de bajo costo, sin perder puntos de calificación. Consiste en aceptar el pedido del cliente, dirigirse a la dirección indicada, pero en el camino se "pierden" y no contestan los mensajes o llamadas del cliente hasta que el pasajero cancela el viaje.
Mientras que el segundo es similar, pero en vez de darse una vuelta simplemente se desconectan de internet y esperan un rato para volver a buscar un pasajero, jugoso en kilómetros, para luego cobrar el sagrado billete.
Reacciones. El presidente de la Confederación Nacional de Taxis de Chile, Luis Reyes, aseguró que "esta situación se veía venir porque Uber abusa de los socios conductores con esa tasa de cobro tan elevada la que no debería pasar el 10 por ciento".
Desde Uber lamentaron la situación y aseguraron que "este tipo de prácticas no son aceptadas en nuestra plataforma y constituyen un incumplimento a nuestros términos y condiciones".