Sujeto de 19 años descuartizó a su tío, su esposa y a sus pequeños primos. Cartas, mensajes y fotos sacadas con su celular terminaron por condenarlo.
En agosto de 2016 ocurrió uno de los crímenes más impactantes de las últimas décadas en España. Se trata del caso protagonizado por el brasileño Patrick Nogueira, un joven de 19 años que asesinó a su tío Marcos, a su mujer Janaina y a los hijos de ambos, David y María, de 1 y 4 años, respectivamente.
El horror quedó al descubierto debido al olor emanado por los cadáveres descuartizados. En un acto completamente irracional, el sujeto escondió los restos en distintas bolsas de basura, las cuales abandonó en el salón de la casa que pertenecían a sus familiares, en la entonces tranquila localidad de Pioz.
El crimen de Pioz
Si bien entre los asesinatos y el hallazgo de los cuerpos pasaron varias semanas, Nogueira cometió un error propio de su edad: relató y retrató el minuto a minuto de su ataque a través de WhatsApp.
El día del crimen, Patrick le confesó cada paso a dos de sus amigos. Se trata de Marvin Henríquez y Jordana, quien no tardaría en hablar.
En Brasil, a miles de kilómetros, la entonces menor de edad pasaba una crisis nerviosa por haber recibido los mensajes y fotografías que confirmaban el horror. Sabía que eran posibles pruebas para incriminar al criminal. Y aunque pudo aguantar algunas semanas, finalmente cedió y le mostró todo a su mamá.
Los mensajes y cartas
Ese 17 de agosto, el joven brasileño salió del departamento que arrendaba en Alcalá de Henares y tomó un bus en dirección a la casa de sus tíos en Pioz. Era cerca del mediodía.
Ya en la residencia, fue Janaina Santos quien lo recibió e invitó a almorzar. Su tío estaba en el trabajo, y recién por la noche llegaría a la casa.
Una vez concluida la comida, la mujer se puso a lavar los platos. A la distancia, Patrick la observa con atención, hasta que decidió a ejecutar su plan: tomó un cuchillo, la atacó por la espalda y la hirió mortalmente en el cuello. Luego se dirigió al living, donde estaban los pequeños, y procedió a asesinarlos.
Durante la larga espera de su tío, el joven comenzó a sacar fotos y compartirlas con sus amigos. En una imagen se le ve ensangrentado, sin polera, mientras permanece en la cocina.
Finalmente, cerca de las 21:00, Campos llegó a la casa familiar. Su destino fue el mismo que el de la mujer y los dos niños.
Para cerrar la triste jornada, Patrick Nogueira se encargó de limpiar el desastre, se tomó una ducha y durmió en la misma casa. “Solo huelo a sangre y eso que me he duchado”, le dijo Nogueira a su amigo Henríquez, en uno de los tantos mensajes.
Más tarde, cuando el homicida ya estaba detenido, se revelaría el contenido de sus manuscritos personales, en los que daba cuenta de una tensa relación con su tío.
“Yo ayudaba a mi tío fregando para tener dinero con qué comprar comida. Es un ser ruin. Me quedaban unos 650 euros (más de $600.000 pesos chilenos) que me pidió como pago de mi estancia”, escribió el sujeto, según reveló El Español.
Sin embargo, la policía consideró que estas “cartas” podían ser parte del plan, o al menos un infructuoso intento de justificar el ataque en caso de ser descubierto. Esto, considerando que el joven recibía cerca de 5 mil euros mensuales (más de 4.5 millones de pesos chilenos) por parte de sus padres, quienes le financiaban todo desde Brasil.
El oscuro secreto
Con todo, cabe hacer la gran pregunta: ¿Qué hacía Patrick Nogueira en Brasil?
Tres años antes de la matanza de Pioz, el joven brasileño apuñaló a un profesor en plena clase.
Apenas tenía 16 años cuando desató un escándalo en su tierra natal. Un video captado por las cámaras de seguridad del colegio registró el ataque.
Sin embargo, al pertenecer a una familia acaudalada, pudo zafar sin grandes consecuencias: sólo tuvo que cumplir 45 días de trabajos comunitarios y una evaluación psicológica a la que nunca nadie, excepto sus padres, tuvo acceso.
Así las cosas, el “oscuro secreto” de Patrick se mantuvo bajo siete llaves. De igual manera, para proteger el prestigio de la familia, sus padres optaron por enviarlo a España, donde vivía Marcos, el hermano de su mamá. Y así pagó.
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