Uno de cada 3 mineros paga para usar la picota

Siempre ha existido el mito de que los mineros ocupan la picota más para poner los ojitos blancos que pa' romper la roca, y un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) confirmó que dicha teoría tiene mucho de cierto.

Y es que la investigación denominada "Vida de mineros: Condiciones de trabajo y salud sexual de mineros chilenos en la Región de Tarapacá", determinó que un tercio de los mineros le ha sacado brillo a la "T-130" para satisfacer sus deseos sexuales con una prosti.

El estudio, que busca prevenir el VIH entre los trabajadores del sector minero del Norte Grande del país, sacó en limpio que un 33,4% de ellos afina el piano con chiquillas de la noche cada vez que tienen efectivo.

La cuestión no es ninguna chacota, según el capo en VIH de la OIT, Eric Stender. El socito verseó que "al igual que otros trabajadores móviles como choferes de largas distancias y pescadores por ejemplo, los trabajadores de la minería pueden experimentar ciertas vulnerabilidades al VIH por extensos viajes, largas separaciones de sus familias y por falta de información del VIH".

Llamadito loco

Un compipa que quiso alzar la voz en el tema fue Víctor Manuel Martínez, un minero de Iquique que se conoce todas las mañas de sus colegas.

El compadre que pela el ajo en la mina Teck Quebrada Blanca, nos contó que "hay que tener en claro que la mina, la de cobre, nunca está donde uno vive, por lo que necesariamente hay que salir del hogar y dejar de hacerle caso a la Rafaella Carrá, porque la pega está en el norte. Entonces, el hecho de estar fuera por tiempos muy prolongados afectan a cualquier humano, quien por inocencia o de puro bandío, busca algo que no sea fijo, que sea más bien pasajero para pegarse un llamaíto loco".

Martínez cree que el factor lucas es determinante: “En la vida del minero hay plata, pero lo que se arriesga es mucho. Se pierde comunicación con la familia, uno se olvida de los cumpleaños, las graduaciones de los cabros chicos, te borran de una titulación y todo para proveer. Y al perder la comunicación, todo falla. Y se pierde el norte jajajajá”.

Otro minero que metió la cuchara fue Manuel Rojas, quien tiene su propia teoría al respecto. "El hecho de trabajar entre puros hombres descontrola a cualquiera. Y como arriba se trabaja con la presión de antes de ayer, hay que sacársela de alguna manera, poh".

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