Mientras el gobierno teutón se abstuvo de presentar un proyecto, en el Parlamento ya hay iniciativas en disputa. Desde algunos sectores contrarios plantean que la medida generaría “daños” a la democracia.
Desde finales de diciembre, los contagios en Alemania ha aumentado aceleradamente con la arremetida de la variante Ómicron, superando los 200 mil casos diarios. Ello ocurre en medio de un proceso de vacunación que no ha podido alcanzar el 75% de la población con sus dos dosis.
Este escenario ha derivado a que, hace unos días se aprobara la vacunación obligatoria para el personal sanitario en el país teutón. Sin embargo, ahora el debate a escalado a si esta legislación debe escalar (o no) al resto de la población.
De esta manera, mientras el gobierno decidió no presentar un proyecto por las dudas constitucionales que despierta la idea, desde el Parlamento sí han surgido estas iniciativas.
Así, sin existir una base legal que sostenga esta propuesto, en el Bundestag hay tres opciones dando vueltas. La primera es que la vacunación sea obligatoria a partir de los 18 años; la segunda es que sea para la población de riesgo, a partir de los 50 años; y la tercera es sencillamente renunciar a la obligatoriedad.
También, existen dudas de si esta medida debiese estar enfocada solo en el Covid-19, o si tiene sentido aplicarla ya con la variante Ómicron expandida por todo el país.
El vicepresidente del Bundestag, Wolfgang Kubicki, se la levantado como uno de los principales opositores a la iniciativa, siendo uno de los promotores de la solicitud negativa.
“Hay buenas razones para la vacunación, pero no estoy convencido de que la vacunación sea obligatoria”, declaró.
Las manifestaciones antivacunas se han hecho costumbre los lunes en el país europeo. Si bien Kubicki reconoce que son grupos minoritarios, también planea: “En cualquier caso, no quiero que la mayoría decida por la minoría lo que es razonable y lo que la mayoría cree que hay que hacer para ser solidario”.
En tanto, Gregor Gysi, parlamentario de Die Linke (La Izquierda), señaló que “debido a que la vacunación es importante, tenemos que ir por un camino diferente: ¡iluminación, iluminación, iluminación!”.
Para él, fomentar el conocimiento es más importante que obligar, “de lo contrario, la democracia sufrirá cada vez más daños”.
¿Obligatoriedad adaptada?
En tanto, desde la postura opuesta, una de las principales voces legislativas del SPD (Partido Socialdemócrata), Dagmar Schmidt, piensa que el pinchazo incluso debiese ser obligatorio desde los 18 años.
Si bien reconoce que los millones de contagios “en algún momento conducirán a una inmunidad básica”, en el proceso “dará lugar a muchos pacientes muertos, enfermos y con Covid durante mucho tiempo”.
Por su lado, la viróloga Melanie Brinkmann, miembro del Consejo de Expertos del Gobierno Federal, ha expresado una posición intermedia: “No soy partidaria de la vacunación obligatoria generalizada, pero una vacunación obligatoria adaptada para las personas mayores de 50 años nos permitiría entrar al próximo invierno con más tranquilidad”.
En tanto, Marco Buschmann, representante del FDP (Partido Democrático Libre) pidió alternativas intermedias en lo que respecta a la vacunación, porque, con el escenario actual, “no confío en mí mismo para dar una opinión final hoy”.