Lo que tenía que ser una jornada normal de pega para el guardia de seguridad Manuel Mercado Púa, terminó en una pesadilla que lo tiene al borde de la muerte, luego que un grupo de malditos le disparara en la cabeza cuando intentaban robar el Banco Estado donde trabajaba.
Los hechos ocurrieron a las 8.30 horas de ayer en la sucursal bancaria ubicada a un costado del terminal rodoviario de Rancagua, y cuando aún no abría sus puertas al público.
En ese minuto, un lote de seis delincuentes armados llegó al lugar, aparentemente con la idea de robar el cajero automático.
Mercado se percató del hecho y sin titubear procedió a cerrar las puertas entre abiertas del banco.
Lamentablemente los malditos no tenían la intención de echar pie atrás en su plan y comenzaron a disparar indiscriminadamente hacia el interior del banco.
"Golpearon la puerta del recinto y al ver la reacción del guardia empezaron a disparar, y algunos tiros dieron en él lamentablemente. No alcanzaron a entrar gracias a la acción del vigilante privado, y se frustró el delito, asimismo las otras funcionarias que estaban dentro del recinto salvaron ilesas gracias a esta persona", indicó el Prefecto Subrogante de la Prefectura Cachapoal, teniente coronel Humberto Urrejola.
La fiscal Claudia de la Fuente señaló que en total efectuaron un total de 14 disparos, 3 de los cuales dieron en el guardia, dos en el tórax y uno en la cabeza, lo que lo mantiene en riesgo vital, internado en la UTI del hospital regional de Rancagua.
Xavier Barzallo, director de urgencia del hospital de Rancagua, explicó que el paciente "presenta múltiples heridas de bala, por lo que llegó en estado bastante crítico. Luego procedimos a estabilizarlo. Presenta un impacto de bala en la parte anterior del cráneo".
TRISTEZA
Mercado, cuya heroica acción salvó a sus compañeros, llevaba 15 años laburando como encargado de seguridad.
Uno de los más afectados por el hecho fue su hijo Manuel Mercado, uno de los dos retoños del titán, quien mostró su desconsuelo por la situación que está viviendo.
Según contó a La Cuarta, "mi papá está con monitoreo constante, le sacaron la bala del tórax, pero aún no está estable".
Además, reconoció que al momento del hecho "estaba con chaleco antibalas, pero éste sólo ayuda a absorver golpes. Además lo vidrios no tenían láminas de seguridad".