Se han vendido plazas, quesitos, "unos ojos negros", sueños eleccionarios y hasta la Luna misma en nuestra patria, pero pocas veces nos topamos con algo tan tentador, aterciopelado y fuera de chanchullos como el honesto aviso de venta de un distinguido café con piernas.
Tal como lo lee, ya que las páginas de los avisos clasificados sirvieron para promocionar esta poco tradicional venta: "hermoso café con piernas. Bien situado, patente al día y con derecho a llaves".
Para cualquier alma emprendedora leer en el diario algo así es como tropezarse con la lámpara de Aladino: un negocio que bien frotado puede cumplirle con todos los deseos, como nos largó doña Fanny, ama de la fragante oferta cafetera.
Ella no lo puede atender en estos momentos, pero cuando lo manejaba su hijo era grito y plata en el barrio Franklin.
"Mi hijo cuando lo abrió le fue excelente, dejó una clientela armada que esta huérfana de un rico café, ya que él prefirió su carrera de cantante recorriendo Chile", largó la mujer oriunda de Colombia.
Cierre
La noble industria dejó de funcionar hace unas semanas por culpa de una desvergonzada arrendataria que no quiso pagar el alquiler ni el agua ni la luz ni el azúcar ni menos la crema para los cortados.
"Por lo que prefiero venderlo a un corazón noble que le dé trabajo a unas diez señoritas, y así seguir con la tradición, para que ningún caballero quede viudo", sirvió con canela doña Fanny.
Si bien el local no viene con los encantos de las niñas incluidos, sí cuenta con una larga barra de más de tres metros, de transparente vidrio, para ofrecer desde el aroma inconfundible a café hasta el rico perfume de las doncellas.
Eso, sin contar la magia visual que producen sus anfitrionas con sus curvas en cada retina de los amables feligreses, que por meses se agolparon en las afueras del "Diosas Latinas", como fue bautizada la pujante empresa, hasta que cerró.
"Cuando mi hijo tuvo que despedir a las chicas el llanto fue total, pero se prometió, que algún día, después de incursionar en el canto volvería con ellas", indicó la doña.
“Tiene un wurlitzer donde la gente puede poner sus temas románticos. Había tipos que los arrebataba la música y salían bailando por la vereda”, soltó.
Una ganga
El "Diosas Latinas" se ofrece por $5.200.000, precio más que tentador según doña Fanny, ya que se puede arrendar facilito por 250 mil mensuales: "es un buen espacio, con cómodos sofás y sillas al tono, rojas y negras", donde cualquier chica con ganas de emprender puede trabajar unas horitas con tacón.
Sólo hace falta el emprendimiento de un chileno, para que estas tradiciones tan nuestras, tan arraigadas en nuestra alma, como las empanadas y el palo ensebado no se vayan cortadas, así como los volantines y los ricos brebajes que muchos clientes tomaban turnios y arriba de las nubes en el “Diosas Latinas”.