Un clan familiar robaba pescados descompuestos de la industria salmonera por las noches y le aplicaban un tratamiento para "convertirlo" en filetes.
Esto ocurrió en Angelmó. Más precisamente, en el mercado de la pequeña bahía. Ahí, un clan familiar vendía "filetes" de salmón, de gran calidad. O eso le hacían creer a sus clientes.
Trozándolos, o incluso ahumándolos, lograban "maquillarlos" y así darles un buen aspecto para concretar las ventas sin ningún problema.
Pero la verdad detrás de estos "filetes" es que se trataban de... ¡salmones rancios!
Resulta que el principal locatario del mercado se abastecía de estos salmones que les ofrecía un clan familiar. Estos, sin embargo, robaban la mercancía, pescados desechados y en vías de descomposición, por las noches de la industria salmonera. Así lo detalló LUN.
De acuerdo a la investigación que llevó a cabo la Policía de Investigaciones al respecto, el grupo familiar llegó a reclutar hasta seis camioneros, quienes eran los responsables de transportar la carne en mal estado.
El tejemaneje era el siguiente: tres veces a la semana, los conductores se dirigían hasta una parcela en Pargua, donde los dueños del local descargaban tres toneladas del pescado descompuesto.
Cada vez que realizaban esta maniobra, los camioneros se aseguraban un extra.
Así, tras la descarga, se llevaba a cabo la segunda parte del plan: el peculiar proceso donde se "maquillaba" a los salmones para convertirlos en filetes.
Los timadores
Según reveló la PDI, el grupo familiar a cargo de este particular engaño funcionaba prácticamente como una empresa. Por ejemplo, había un equipo detrás que se encargaba de la logística, había un encargado de los pagos, y así. Todo muy estructurado.
"La organización estaba compuesta por 25 personas. Todas fueron detenidas. Cada uno cumplía un rol específico. El líder daba las órdenes y supervisaba", le dijo la autoridad policial al diario.
Los miembros del engaño fueron formalizados por delitos contra la salud pública, aunque apenas cinco de los 25 quedaron en prisión preventiva. El resto, arresto domiciliario.