Letizia Ortiz hace quince años era una plebeya, hija de un periodista y nieta de un taxista que había seguido los pasos de su papá alcanzando un destacado sitio en la televisión española. Tanto así que el 2000 recibió el Premio que concede la Asociación de la Prensa de Madrid por su labor como mejor reportera menor de 30 años.
En 2004 se casó con el entonces Príncipe Felipe de Borbón y asumió el título de Princesa de Asturias, pero cuando en 2014 su marido fue coronado Rey, ella pasó a ser la monarca de su país.
A diferencia de Lady Di, que se emparejó con Carlos de Inglaterra cuando recién había dejado la adolescencia, Letizia había forjado su historial, tanto así que ya se había divorciado de un profesor de literatura.
Los primeros años en la casa real fueron complejos para la periodista, a quien en varias ocasiones se la vio demasiado delgada, y abundaron los rumores de que sufría anorexia. Además, en 2017 enfrentó la muerte de Erika, su hermana menor, quien se suicidó a los 31 años; en parte, dicen las biografías, por la presión que significaba una exposición pública que jamás buscó.
El carácter de la monarca reinante de 45 años quedó de manifiesto la semana pasada en un encontrón que tuvo con su predecesora, la Reina Emérita Sofía. El impasse ocurrió a la salida de la Misa de Pascua en la Catedral de Palma, cuando su suegra se preparaba para posar con sus nietas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, a las que tomó por los hombros.
En un momento Letizia se acercó y se paseó delante de las tres, obstaculizando visiblemente la tarea de los fotógrafos.
Lo que parecía un momento accidental se convirtió en lo que la prensa española denominó una acción intencional. La Reina Sofía se hizo a un lado para que el fotógrafo pudiera captar el momento, pero su nuera se volvió a interponer y se acercó a las tres, quedando entre ellas y el fotógrafo.
En ese momento la pequeña Leonor intentó zafarse de su abuela con gestos de molestia y así la interrumpida fotografía quedó en el intento cuando el grupo se disolvió.
Los conocidos de Letizia dicen que controla en extremo la exposición pública de sus hijas, lo que incluye manejar cómo y con quién se las ve, y eso quedó claro en la Misa de Pascua.
Te puede interesar: ¡Princesa Letizia mostró el colaless real!
El inusual altercado, que puede ocurrir en cualquier familia, tuvo una caja de resonancia a nivel mundial, y en el país de los monarcas fue el tema de la semana.
Según el diario El Mundo, nueve de cada diez españoles se pusieron en contra de Letizia, al punto de que a la salida de una actividad a la que asistió dos días después del incidente, un grupo de personas le gritó "floja", en señal de reprobación.
La Casa Real asumió el golpe de imagen y se limitó a declarar que lo ocurrido es "un hecho privado dentro de un contexto público".
Pero la hábil periodista sabe que necesita la aprobación de sus súbditos que justifican la anacrónica institución de la monarquía. Y por eso ayer cuando visitó en el hospital a su suegro, el Rey Emérito Juan Carlos, que fue operado de la rodilla derecha, descendió frente a la prensa del asiento del copiloto de un auto sedán y abrió gentil y humildemente la puerta trasera para que bajara Sofía.
Muy amigas, ambas reinas entraron junto a Felipe a saludar al Rey.