Villa Olímpica casi se nos va derecho a la UTI

Los vecinos de la Villa Olímpica resistieron los nuevos shake-shake de la naturaleza. Las 3 réplicas más fuertes que sacudieron ayer el terruño nacional hicieron tiritar los cimientos de la comunidad pero no su coraje.

Sandra Velozo (42) dueña de casa y comerciante del lugar, se encontraba en el depa de su mamá cuando comenzó la primera replica. El terremoto la dejó con su palacete inhabitable por el decreto supremo 356 de la Muni de Ñuñoa.

Dueña del único quiosco de la villa, ella junto a su familia y los vecinos, aguantó los siguientes tiritones en la calle. Según su hijo, Camilo Torres (20), el remezón en la villa sacudió hasta el negocio de su mamá como "una pelota de pin pon".

"Era cómo que pasara un montón de camiones y la reja hacía como un bamboleo", dijo Camilo. Angustiada por la incertidumbre de su futuro la mujer aseguró que le pondrá el hombro pero tiene miedo a irse del lugar que le sirve de sustento para sacar adelante a su familia. "Tampoco es fácil llegar y irse de aquí" aseguró la mujer.

Según algunos vecinos el alcalde ñuñoino, Pedro Sabat, no ha dado respuesta a las demandas habitacionales de la gente. Mientras tanto los residentes de la villa se encuentran durmiendo en carpas en las afueras de los malogrados edificios. "Este caballero (Sabat) dijo que no era Dios para arreglar los departamentos", señaló al diario pop la mujer.

Mientras que los habitantes de la Villa Olímpica ven el deterioro continuado de sus departamentos, los vecinos de la Torre de Pisa (Emerald) de la empresa Paz Corp. en Irarrazaval 3921, no creen que el palacete se venga abajo. Las replicas de ayer ni batieron la edificación, aunque por el momento se encuentra en reparaciones también fue declarado no habitable por el municipio.

Desde el sábado pasado que los vecinos a la torre se encuentran titaneando sin julepe a que caiga por los 6 grados de inclinación. Según cuenta un testigo la torre fue apuntalada por bigas metálicas que sirvieron para soportar el peso del último remezón. "No creo que se caiga. Está toda la gente trabajando", dijo un comerciante.

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