El año pasado Justo Villar sufrió una dura lesión en su carrera, cuando ante Cobreloa se rompió el ligamento cruzado posterior de su rodilla izquierda.
Trabajó como chino para volver, cosa que este año había hecho de gran manera. Pero ante la Cato volvió a funar, aunque para su fortuna solamente iba a estar un mes parado.
Su idea era volver para el clásico ante la "U", que se jugará en 10 días más. Para eso ya estaba trabajando con pelota en la Ruca... pero cuando la mala te persigue no hay nada que hacer. Y eso pasó ayer, cuando se resintió de la yayita.
El paragua debió ser llevado al camarín en uno de los tractores que se usan para cortar el pasto, según sapearon en Radio ADN. El dolor era tanto, tanto físico como emocional, que Justo estuvo a punto de llorar por la mala pata que ha tenido.
Con esta lesión, Paulo Garcés seguirá siendo fijo en la portería del Cacique en la segunda mitad de campeonato y deberá responderle a Pablo Guede la confianza que le da.