Cuando uno va al colegio o a la universidad, calzar las fechas de vacaciones con los pololos es bastante más sencillo. Sin embargo, cuando la vida cambia y, con ello, las responsabilidades, coordinar la época de relajo se transforma en un verdadero puzzle.
Es ahí donde abundan los viudos y viudas de verano, seres que, ya sea por trabajo o por otros motivos, terminan quedándose solos en la temporada estival.
El abanico de posibilidades se abre, tanto para ellas como para ellos, que vuelven a sentir en el alma esa libertad de la soltería, claro que ahora ya no pueden cruzar la línea y protagonizar algún condoro, porque hay un compromiso mayor que, de manera voluntaria, los amarra.
"La tentación siempre está, porque ya no hay que dar explicaciones para llegar tarde a la casa ni tampoco en las condiciones en las que uno ingresa al hogar, jajajá. Eso da chipe libre, entre comillas, porque también hay que saber que todas las paredes escuchan y tienen ojos, y si uno quiere portarse mal, el riesgo de perderlo todo es grande".
El análisis es de Pedro Mora (35), a quien regularmente le toca quedar de viudo veraniego a fines de febrero, ya que esa fecha escoge Claudia, su novia, para irse una semana de vacaciones con su mejor amiga.
"¡Ella tampoco anda en un convento cuando sale de vacaciones, jajajá! Acá se trata de confiar, de no sentirse dueño del otro, ni del tiempo ni de su espacio. Cuando uno logra ese tipo de pactos, la vida anda mucho mejor", cree Mora, quien más que andar en patrañas, toma sus días como "llanero solitario" para hacer cosas que regularmente no realiza.
"Escuchar a todo chancho la música que me gusta es realmente un placer, jajajá. Invitar a los amigos a la casa, jugar Play o rematar una pichanga con un tercer tiempo interminable son cosas que se gozan más cuando es sin culpa", considera el treintañero.
Las vivencias de Pedro pueden sonar conocidas para muchos de los que se quedan solos en alguna época del veranito. De hecho, Mauricio Fernández, técnico dental de 31 años, sabe que lo que vale es "aprovechar el tiempo libre para cosas entretenidas con amigos. Por compromisos o por lo que sea, a veces uno deja un poco tirados a los amigos, la pelota, la piscolita de más, o hasta esa película que nos gusta y que veríamos mil veces, con una pizza y un pack de pilsen, jajajá. Es un gran momento para reconciliarse con esas cosas simples", siente.
Solteras de verano
Hace unas décadas, era popular la etiqueta de "viudo (o viuda) de verano", cuando uno de los miembros de la pareja, habitualmente casada, debía quedarse en casa por motivos laborales, mientras que la pareja se iba de vacaciones con los hijos.
Sin embargo, con la masiva incorporación de las mujeres al mercado laboral y la nueva forma en que se establecen las relaciones de pareja (leer columna), se ha vuelto más frecuente que ellas sean quienes se quedan en casa trabajando, mientras ellos se van a disfrutar de su descanso.
Así ocurre en el caso de Roxana Espinoza, a quien le ha tocado pasar varios veranos sola. Incluyendo algunos 14 de febrero, fecha que para ella es muy importante. sin su pareja.
"Más que viuda, soy soltera de verano, ya que me quedo en Santiago por motivos laborales. No le veo lo malo, en realidad, aunque igual me las arreglo para tomarme una semana de descanso durante el verano", confiesa.
Por otro lado, a diferencia del antiguo mito donde el viudo de verano se desbandaba durante la ausencia de su pareja, Roxana cree que eso es una caricatura que debe quedar en el pasado.
"Con mi pareja nos amamos, así que no considero que sea como un tipo de libertad sin límites para la otra persona. Lo veo más como una oportunidad que tenemos ambos para disfrutar de nuestra individualidad, la idea es que sea de la misma manera cuando está solo y cuando tiene a la pareja al lado, porque por algo están juntos", agrega.
Por lo mismo, ya es frecuente que, además de los panoramas para quienes están emparejados, se pueden hallar estos divertimentos para los corazones solitarios.
Pero, ¿qué hacen ellas? "Yo me meto al mall todo el día, sin que mi pololo esté al lado con cara de 3 metros esperando que me decida qué prenda me llevaré, jajajá", narra Nicole Campos, quien tiene otro lote de actividades que desarrolla cuando su media naranja se va al sur, a casa de sus padres, mientras ella se queda trabajando en la capital.
"Los happy hours son sin culpa, las juntas a ver películas mamonas se convierten en algo obligatorio. Ahí nos comemos potes de helado, total ya es verano y no hay nada que hacer a última hora para vivirlo sin polera, jajajá".
(*) "Existe más respeto por el espacio de la pareja"
En estos tiempos, es más frecuente que las relaciones se aborden con una perspectiva de libertad e individualidad que no se veía en otras épocas. Comenzando por el cambio de mentalidad de las mujeres, en las que existe una mayor autonomía respecto a lo que quieren hacer en la vida, más allá de lo ligado a su rol biológico como mujer y madre, que las lleva a empoderarse dentro de las relaciones.
Los varones, en cambio, han tenido dificultades para adaptarse a esta nueva mentalidad femenina, lo que incluso, les ha provocado problemas a la hora de conocer personas, ya que les cuesta aceptar los cambios en la actitud y en la manera en que las mujeres enfrentan las relaciones.
Por lo que, acercándonos al Día de los Enamorados, los solteros ya no cargan con el estigma de antaño ni se sienten avergonzados de no tener pareja, sino que se sienten orgullosos de disfrutar de su soltería.
Lo bueno es que el mercado se ha adaptado a estas necesidades y ha desarrollado un nicho especialmente enfocado en quienes están solteros.
Incluso, están aplicaciones como Tinder, que ayudan al coqueteo virtual, y que contribuyen a disminuir el impacto que genera el rechazo.
¿Y qué pasa con los solteros y solteras de verano? Esta nueva forma de vivir las relaciones, menos amarradas al "tener que estar" sino que supeditadas al "estoy contigo porque quiero estar contigo", en este tipo de fechas sí generan un impacto positivo, ya que al ser menos estructuradas y más respetuosas de la libertad del otro, al no estar constreñidos a la dinámica de una relación como se daba en épocas anteriores, permiten que ambos miembros de la pareja puedan gozar de sus espacios de soledad sin desbandarse.
(*) Francisco Flores, psicólogo de la ONG Mente Sana
(*) "Sea feliz"
Cuando alguien decide estar en pareja, debe hacerlo porque siente que la otra persona es un complemento a su felicidad, no el motivo único de la misma.
Si alguien cifra todas sus fichas de dicha en un tercero, eso no es sano.
Si al estar "viudo", siente que por fin vuelve a ser él, todo va mal, ya que nadie puede perder su autenticidad por complacer a otro.
La clave es poder ser siempre uno mismo, al lado de la pareja o en su ausencia.
(*) Rodrigo Ruiz, editor de Vivir Bien