Volver al silencio: el drama de los niños sordos en Chile

Cientos de niñas y niños con sordera fueron sometidos a un implante para tratar su hipoacusia. ¿El problema? El equipo dura unos cinco años y su reposición cuesta cerca de $10 millones, cifra inalcanzable para familias que ven cómo sus hijos pierden nuevamente la audición

Con tan solo 9 años, Rocío le dice a su madre que no quiere ir al colegio: "No voy a escuchar a los profesores, a mis compañeros, ni la campana".

Tras nacer con sordera, a los dos años su familia tuvo que postular a un programa de salud, donde fue seleccionada para someterse a un implante coclear y poder escuchar. Luego vinieron las calibraciones del equipo y una terapia auditivo verbal con fonoaudiólogo, lo que permitió que los sonidos fueran parte de su vida.

Con los años, el procesador que mejoró su capacidad auditiva comenzó a fallar. "Actualmente está todo parchado, con scotch, la batería desgastada, se le apaga y a veces no funciona", nos cuenta su madre, Pamela Lazo.

¿Y por qué no lo renueva? Lamentablemente el equipo cuesta $10 millones, cifra inalcanzable, no solo para la familia de Rocío, sino "para unos 400 niñas y niños que se sometieron al implante entre 2006 y 2012", según nos precisa Cecilia Aguilera, presidenta de la Corporación Nacer al Sonido, que reúne a familiares y amigos de niños y niñas que usan un implante coclear para poder oír.

Aguilera recuerda que entonces "el Ministerio (de Salud) nos da la oportunidad de que los niños sean implantados. Firmamos un papel de que nosotros nos haríamos cargo, pero en ese minuto lo único que queríamos es que los niños escuchen", sin conocer los altos valores para cambiar el procesador.

A su vez, precisa que "no nos cubre ni el Auge ni la ley Ricarte Soto, ya que los niños fueron operados antes. Y aunque consigamos el dinero ahora, en unos años más estaremos con el mismo problema del cambio del procesador".

Levantar la voz

Los niños con hipoacusia nacidos con posterioridad a la creación del Auge-GES viven una realidad completamente distinta, ya que se les cubre cirugía, rehabilitación y recambios de procesador cada cinco años.

Por eso, la corporación pretendía levantar la voz por los menores sin cobertura. "Nosotros íbamos por siete niños en noviembre del año pasado. Por $70 millones. En el Ministerio nos dijeron que podía ser, que era mucha plata, que lo iban a ver y nos derivaron a un asesor. Pero le dieron la tarea a una persona que hiciera el catastro y son 400 niños con el problema, que se les hizo el implante entre el 2006 y 2012. A lo mejor nos iban a solucionar el problema de los siete niños, pero ellos se iban a meter en otro problema", señala Cecilia.

En paralelo, la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb) tiene un programa de atención a escolares con hipoacusia. En ella se toman exámenes y se implementan auxiliares auditivos que van desde audífonos hasta implantes cocleares. Estos incluyen cirugía, equipo y apoyo para la renovación de accesorios y procesadores. Pero, al ser de la Junaeb, los recambios de procesadores sólo consideran el período escolar. Luego, no hay cobertura. Además, el programa sólo incluye a las marcas que estén en convenio marco para la adquisición de implantes y procesadores mediante ChileCompra, por lo que los niños que fueron sometidos a implantes de otra marca quedan fuera del beneficio.

Desde el Ministerio de Salud cuentan que están trabajando en las propuestas para abordar el tema, ya que el jefe de la cartera, Emilio Santelices, tiene toda la voluntad de resolverlo a la brevedad y dar una solución a todos los niños afectados. Por mientras, la Corporación Nacer al Sonido impulsa una campaña a nivel nacional en donacon.cl, para recaudar 70 millones que financien siete procesadores para niños afectados.

Y justamente, a la espera de uno de esos procesadores, está Rocío quien, al igual que un número indeterminado de niñas y niños con implante coclear, muchas veces no va al colegio, ni comparte con sus amistades, quedándose en casa, mientras vuelve al silencio.

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