"Yo invito al Presidente Piñera a que pase una noche acá"

Una veintena de familias cumplieron un mes instalados en carpas en los patios comunes de los edificios de la Villa Canadá, en calle Lo Encalada 1961, Ñuñoa. "Sabemos que en el sur están muy afectados, pero nosotros también estamos terremoteados. Necesitamos que las autoridades nos ayuden", pataleó la vecina Miryam Vargas.

En estas condiciones no es raro que esta auxiliar de enfermería tenga los bivalvos fuera del canasto. El drama lo sufre pese a que vive en su ahora destruido depa desde hace 45 años.

La vida le cambió en 360 grados, al punto que hace un mes que no pega pestaña en paz.

Desde el sacudón del 27 de febrero que la doña tiene que estar todas la noches más que "atenta al lobo".

"Unos tipos se saltan las rejas y la protección policial ha disminuido con los días", aseguró choreada.

Miryam explica que a esta altura, después de dormir en carpa durante 30 días, más que estresada está "enferma de los nervios".

"Invito al Presidente a que venga para acá. A ver si se atreve a pasar la noche con palo en mano", lanzó.

La vecina relata que el alcalde Pedro Sabat sólo se apareció por el sector dos días después del terremoto y luego nunca más se le vio por el lugar.

"Después de un mes no sabemos qué hacer porque aún no nos han dado ni una solución", pitea mientras comienza a preparar el puchero.

Lo que más tiene afectados a los integrantes de la comunidad es que como el barrio es antiguo, son muchos los tatitas que la pasan malito.

"Acá tenemos a una señora de 80 años que vive a la intemperie y llevarlos a vivir a otros lados es complicado para ellos", remató Miryam.

EN SAN JOAQUÍN SUFREN POR EL CALOR

"Estos días han sido terribles. En las carpas hace tanto calor que en las tardes no se puede estar adentro. De verdad la calor es inmensa", contó sudando la gota obesa Rosa Moena, quien junto a sus vecinos de la Villa Brasil, de San Joaquín, ya no saben qué chupalla hacer para capear los últimos calores de marzo.

A un mes del terremoto, 18 son las carpas instaladas en la esquina de calles Primero de Mayo con Carlos Valdovinos. Por lo que les han comunicado desde la muni, según contó la vecina, las familias que acampan tienen que esperar como mínimo 2 meses para encontrar una "solución parche".

Los departamentos en que vivían quedaron para el minino y hoy están declarados inhabitables. Sin embargo, la comunidad desconoce el destino de éstos. No saben si las viviendas serán reparadas o destruidas.

"La {{última vez que vinieron a vernos, nos dijeron que nos podían conseguir unas mediagua para que vivamos. Pero eso sería dentro de 2 meses más y es mucho tiempo", reclamó amostazada Rosa. Agregó eso sí que si les arreglan los depas,  van a tener que volver a habitar el lugar. "No nos queda otra".

Pero como doña Rosa es positiva, le quiso ver el lado amable a la incomoda situación.

"Nos hemos unido para solucionar algunos temas. Nos organizamos, tenemos una cocina común y algunos días almorzamos juntos", contó con mirada en buena hacia el futuro.

LOS DAMINIFICADOS DEL BARRIO YUNGAY  ESTÁN CON SOGA AL CUELLO

En el campamento de urgencia que levantaron en el Parque Portales de Santiago, en pleno barrio Yungay, los damnificados de las calles aledañas al lugar presentaban ánimos completamente opuestos ayer a la hora de almuerzo.

Por un litro los vecinos estaban chochos porque la solidaridad y buena onda del chileno se hizo presente cuando hasta el sector, donde pernoctan cerca de 14 familias, llegó sin aviso previo una decena de personas con comida para compartir un rico almuerzo de sábado.

La ideóloga del buen gesto fue la lola Carolina Bastías, quien todos los días, desde la tragedia cuando caminaba hacia su trabajo en el Archivo Nacional, luqueaba las precarias condiciones en las que estaban los residentes del antiquísimo barrio.

"La idea es poder ayudarlos a despejarse de todo lo que les ha pasado y acompañarlos", parló.

Mientras comía feliz su plato de comida, don Víctor Díaz (41) contó que los últimos días han sido rudos porque se acerca el plazo fatal que les impuso la muni de Santiago para desocupar el parque.

"Estamos preocupados porque todavía quedamos varias familias acá que no tenemos dónde ir y mañana tenemos que salir", explicó Díaz. Agregó que hasta el momento el único ofrecimiento que le ha hecho la municipalidad es pagarles 150 luquitas por un mes para que arrienden en otro lugar.

La peruana Paola Fernández, también está achacada porque el día del desalojo se acerca.

"Nos dijeron que nos van a llevar a un albergue en el Estadio Víctor Jara. Siento que la verdadera ayuda jamás llega. Nosotros no queremos que nos regalen nada, lo que queremos es tener la posibilidad de pagar una casa", indicó.

Pero como no todo es malo en la vida, la lola dio "gracias" a los buenos samaritanos que les prepararon comida caliente.

DUEÑOS A LOS QUE LES BOTARÁN DEPARTAMENTOS FUNAN PROYECTO DE EMPRESA SIGRO EN LAS CONDES 

"Los ingenieros de Sigro no saben sumar", se leía en uno de los muchos carteles que enarbolaban en la funa que organizaron en la intersección de Presidente Riesco con Los Talaveras,   los furiosos propietarios del edificio "Sol Oriente" de Macul.

Los dueños  de los depas, unos de los primeros en la Región Metropolitana con orden de demolición, se reunieron frente a un proyecto inmobiliario en construcción de la empresa para gritar a todo pulmón que "Sigro no es una constructora confiable".

"Lo que queremos es que todos se enteren que vivir en uno de los edificios construidos por  esa empresa es un peligro. Queremos que la gente sepa que en Sigro no son responsables y no dan garantías", pataleó Pamela Lobos.

Daniel Rodríguez, otro representante de los propietarios, acusó que entre la inmobiliaria Viva y la Constructora Sigro, durante el último tiempo se han dedicado a puro  culparse mutuamente y ni uno les ha ofrecido una solución concreta.

"Ellos nos dicen que el edificio es reparable, pero la municipalidad dio orden de demolición", aclaró Rodríguez.

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