En la ceremonia donde la muni de Santiago condecoró al Presidente de Perú como huésped ilustre, el alcalde Pablo Zalaquett quedó reducido a la mínima expresión de la política.
La causa no es la diferencia de rango con Alan García, sino que en el estrado el edil se sentó flanqueado por dos roperos de tres cuerpos. A la derecha del alcalde se acomodó el Mandatario del país vecino y a su derecha se instaló el secretario municipal, Alfredo Egaña.
El asunto es que Zalaquett mide con zapatos y plantillas un metro 74 centímetros, no es gordo y tiene las piernas flacas. Alan García es un tremendo político que alcanza el metro 93 de alto y debe pesar unos 75 kilos, pero en la Luna.
Egaña también es un tipo imponente que según nos confesó mide un metro 92.
A pesar de todo, Zalaquett estuvo a la altura.
- ¿Alguna vez se había visto tan chico?
- No, realmente ya con el señor Egaña es complicado, pero entre el señor Egaña y el presidente Alan García realmente uno tiene que sacar mucha personalidad. Pero claramente aquí hay un problema de tamaño y de contextura, pero no nos achicamos, de hecho el presidente en la conversación que tuvimos me dijo que yo no me quedaba chico, que conmigo tenía mucho de qué hablar.
- ¿De qué hablaron?
- En la conversación no nos achicamos nunca, él es muy simpático, nos excedimos en el tiempo, hablamos de todo, de la integración de la migración, quedamos en trabajar en conjunto, y le conté cómo viven los peruanos en Chile.
En la movida, Zalaquett también recordó su origen peruano. "Mi abuelo por el lado de mi madre llegó a Perú, de ahí fue a Bolivia y luego se radicó en Chile, mi madre nació en Arequipa y luego yo me casé con una peruana hija de un embajador, nieta de un presidente de Perú, por lo tanto mis hijos tiene sangre peruana".
Sobre el diferendo limítrofe que ve la corte de La Haya, el Presidente García dijo que el asunto "no es ganar o perder un litigio, es superar un tema para siempre" y así vivir en armonía con Chile.