El candidato ultraliberal es el favorito para avanzar a la segunda vuelta o incluso imponerse en los comicios del domingo. En su discurso, de por sí controversial, a contracorriente, eso sí, cometió un error que podría ser garrafal.
No descubrimos nada al definir a Javier Milei acaso como el político más polémico, deslenguado y atípico del último tiempo.
Pero, así y todo, a falta de cinco días para que se concreten las elecciones presidenciales en Argentina, el economista y docente parece sacar varios cuerpos de ventaja al actual ministro de Economía Sergio Massa o a la macrista Patricia Bullrich. Su caudal de votos tiene una sólida base en sus propuestas ultraliberales que prometen recuperar al país trasandino de la gravísima crisis financiera que atraviesa desde hace años. Concretamente, dolarizar la economía o acabar de raíz con el Banco Central, recortar servicios sociales y eliminar un amplio número de ministerios.
El hombre fuerte de Libertad Avanza, además, es reconocible por su colección de opiniones antagónicas, habitualmente a contracorriente. De ahí, a la rápida podemos enumerar: que los humanos no fueron los culpables del cambio climático; que la gente tiene derecho a vender sus órganos y a portar armas de fuego para actuar en su legítima defensa; que se niega a tratar con China, en cambio sus aliados son Estados Unidos e Israel; que pretende derogar la ley del aborto, aprobada en 2020, y que la justicia social es una “aberración”. Lanzó hace un tiempo: “Micky Mouse es el aspiracional del político argentino, porque es una rata asquerosa que la quiere todo el mundo”.
De todos modos, lo más polémico de su repertorio son los insultos que ha dedicado a lo largo del tiempo al Papa Francisco.
Nada parece igualarse a ello.
Aunque el propio Milei ha señalado en reiteradas oportunidades que es católico, no perdió oportunidad en el pasado para atacar al líder de la iglesia, acusándolo por su discursividad. Por caso, en 2020, en conversación con Viviana Canosa para el programa Nada personal, no tuvo miramientos en describirlo como “un imbécil”.
Los primeros días de febrero de 2022, volvió a la carga por redes sociales. En Twitter, dedicó un mensaje directo, con arroba, al Sumo Pontífice. “Siempre parado del lado del mal”, lo increpó. “Tu modelo es pobreza, robar está mal”.
Hace poco más de un mes, en septiembre, el candidato ultraliberal concedió una entrevista a Tucker Carlson, expresentador de Fox News, y allí nuevamente explicó qué lo separa de Jorge Mario Bergoglio: “Tiene afinidad por los comunistas asesinos”. Por si fuera poco, lo llamó otras veces zurdo asqueroso y comunista impresentable, “que promueve las ideas de la envidia, el odio, el resentimiento, el trato desigual ante la ley, el robo y el genocidio”.
Los problemas que pueden acarrear sus insultos
Hay quienes sostienen que estas salidas de libreto son, de algún modo, el talón de Aquiles que podría frenar la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada.
Para probarlo, el New York Times hizo el ejercicio de recopilar testimonios de algunos votantes que, lisa y llanamente, pasan del economista por sus reiteradas faltas de respeto contra alguien a quien consideran muy valioso. “Si no quiere tener respeto al padre, no sé a quién”, espetó una mujer consultada por el matutino.
Esa molestia, por cierto, es la que buscan capitalizar algunos rivales de Milei en la carrera presidencial. Tal es el caso de Sergio Massa, quien lo mandó al frente en un debate electoral:
“Quiero pedirte que aproveches estos 45 segundos para pedirle perdón al Papa, que es el argentino más importante de la historia”, lo desafió.
El de Libertad Avanza, escuetamente, aseguró que ya había pedido disculpas y que estaba arrepentido.
Disculpas que, sin embargo, no se sabe cómo ni cuándo hizo llegar al Papa. De hecho, sospechosamente el equipo de Milei no entregó mayores detalles al respecto.
¿Será éste un factor que determine la elección del domingo? Parece difícil, a priori. Pero sí es cierto que atacar la figura de Francisco no fue la mejor estrategia del economista.
El periódico estadounidense, a modo de ejemplo, enseñó algunos panfletos que asoman pegados en las paredes. La llamada voz del pueblo:
“Milei lo odia. El pueblo lo ama. ¿Vos dónde te parás?”.
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