Instalada hace solo algunos meses en Rancagua, Paulina Palacios, quien ha vendido más de 80 mil ejemplares de sus libros, espera cumplir con las expectativas de sus fanáticos que este año aguardan por los nuevos tomos de "Maestro Gato" y "Mientras Yubooh duerme". En esta conversación recuerda sus inicios en la ilustración, lo que pensaba su familia sobre su trabajo y hace un análisis de la creciente popularidad que posee con eventos de firmas de libros a los que han llegado más de 700 personas.
La vida de Paulina Palacios Calderón (31) ha dado varios giros. Hoy es la mangaka más conocida del país, pero cuando publicó su primer libro, “Maestro Gato” (2016), no llegó nadie a su firma de libros matutina. Tuvo otra horas después y apareció un puñado de gente. En ocho años, todo cambió. Cuando terminó la pandemia reunió a 700 fanáticos que querían su autógrafo luego de que saliera el tercer tomo de “Mientras Yubooh duerme”, su obra más exitosa hasta ahora. Por cuatro horas tuvo que atender uno a uno a quienes querían que anotara su nombre en los ejemplares que portaban. En ese momento, actuaba en piloto automático, pero la cantidad de personas no le permitía individualizar el recuerdo que le pedían quienes se acercaban.
Es una fama poco convencional. La mayoría del tiempo lo pasa en su casa, ahora en Rancagua, junto a su gato Saturno y sus pájaros. Pero lleva poco tiempo viviendo sola. Se fue a la capital de la Región de O’Higgins desde Rengo (el lugar en el que nació) hace algunos meses. Pero ya había tenido un paso antes por la ciudad, cuando estudió Diseño Gráfico, una carrera que no terminó y que, aun así, fue fundamental en su escalada al éxito. Ahora cuenta con más de 300 mil seguidores en Instagram, donde comparte algo de su contenido. También ha hecho talleres con más de mil inscritos y algunas personas la reconocen cuando camina por la calle. Algo que, de cierto modo, choca con su introversión. “No me gusta llamar la atención, pero me he encontrado con personas que se me acercaban y me dicen ‘tú eres la de los libros’ y me piden fotos. O, a veces, me han escrito después diciendo que me vieron y que les dio vergüenza saludarme”, cuenta.
Palacios reconoce algunos cambios en ella. Uno fundamental es querer cerrar la historia de “Maestro Gato”, su primera obra y que este año debería tener su último tomo. Dice que, de cierta forma, ya no es la misma que comenzó a escribir la historia de ese alegre felino que hace clases, pues han pasado 12 años desde entonces. También que se ha visto obligada a modificar algunos hábitos. Desde que dejó la casa de su madre tiene que cocinarse y ordenar todo el hogar, no solo el espacio que le correspondía. Porque así es ella. Pese a que se posiciona como una de las autoras más populares del país, le gusta mantener su espacio personal lejos del ruido capitalino y desarrollarse en él.
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“No quiero mostrarme yo, sino las cosas que hago”
Todo se fue dando de a poco. Yo tengo Instagram desde 2013 y comencé de cero, como todos. Publicaba dibujos, las fotos eran de mala calidad. No publicaba en digital porque había que pasar del computador al celular e Instagram solo permitía fotos cuadradas. Así comencé. Participaba en retos que se hacían en Instagram, como el Inktober, que empezó a traer más gente, porque hacía personajes que llamaban la atención. Así empecé a subir. Con el Inktober de 2017 llegué a 100 mil seguidores. En 2016 publiqué los primeros libros y ahí comenzó a crecer solo. Publicaba dibujos y participaba en cosas.
“Maestro Gato” comenzó como publicación en un blog. En diciembre de 2012 empecé, en una página web llamada subcultura.es, un sitio donde se publicaban historietas latinas y españolas. Ahí llegaron los primeros seguidores de “Maestro Gato” y “Cyrilla y Abdel”. Después, en 2016, salió el libro y empezó a llegar a las librerías. Recuerdo que en el primer lanzamiento, que fue en una mañana, no fue nadie. Después en la de que era de noche hubo gente. Era una fila chiquitita de personas que lo habían leído y les gustó. Recuerdo que fue en una librería.
Antes de publicar con Planeta yo tenía solo “Maestro Gato” y “Cyrilla y Abdel”. Ahí ya se generaban filas para que les firmara el libro. Pero después llegó la pandemia y publiqué “Mientras Yubooh duerme” en el confinamiento. Por eso no hubo lanzamientos ni en 2020 ni en 2021. En 2022 fue la primera firma con Planeta y llegó mucha gente. Según la editorial llegaron, por lo menos, 700 personas. Ese día se habían preparado regalos para la gente que fuera y no alcanzaron. Eran muy pocos para la cantidad que había. Tuve que hacer firmas solo poniendo el nombre. Iba tan rápido que no alcanzaba a hacer una dedicatoria. Igual me daba lata, porque esperaron por cuatro horas solo para recibir solo mi nombre. Algunos se molestaron porque pasó harto rato y recibieron muy poco. Desde entonces hago cupos. Ahora hay máximo 160 personas por firma de libros.
Es algo que agota harto. Cuando hicimos las primeras firmas del tomo 4 de “Mientras Yubooh duerme” hubo personas que decían que lo ideal eran 300 cupos, que 160 es muy poco. Pero yo pienso que 100 ya es harto. Aparte yo soy súper introvertida y estar con gente me cuesta. Entonces estar por cuatro horas seguidas, sin parar, cansa mucho. Sobre todo si tengo que interactuar con gente. Me agoto mucho y en ese tiempo estoy en piloto automático. Al otro día ya empiezo a sentir el cansancio, dolor de cabeza y todos los síntomas.
Al principio me costaba más lidiar con todo. Pero cuando empecé a publicar con Planeta tuve que asistir a varias entrevistas y lanzamientos, para poder promocionar el libro. Eso igual me ayudó a que me fuera mejor y no sentir tanto pánico al estar con gente.
Desde que entré a estudiar yo ya quería ser autora. Entré a la carrera solo por si no me funcionaba el plan. Me gustaba Diseño Gráfico, pero sentía que nunca me iba a dedicar 100 por ciento a eso. Ni siquiera terminé la carrera. Hice tres años y me quedé con el título técnico, que te lo dan a los dos años y es Diseño Editorial. Aun así, todo lo que aprendí me ha ayudado ahora. Me ha servido para promocionar mis cosas, armar yo los libros, hacer logos. A todo. Si no tendría un diseñador aparte, que pondría la editorial. En mi caso diagramo el libro, las portadas, veo todo. La editorial pone el logo y la sinopsis. Además de imprimirlo y encargarse de todo lo demás.
Con Visuales yo le dije al editor que lo hiciéramos así. Nunca tuve problemas, porque como es una editorial más chiquitita no tiene más gente que haga esas cosas. Yo les dije que podía hacer la diagramación como quisiera. Con Planeta nunca les dije, pero lo asumieron, por como entregaba todo. Los comics son diferentes a un libro escrito, porque los autores, generalmente, no ilustran. En mi caso como si lo hago, me encargo de todo eso. Igual, siempre le mando el boceto al editor y él aprueba o no. En el caso de “Mientras Yubooh duerme”, la portada iba a ser con todos los colores iguales. Pero el editor me dijo que en las portadas pusiéramos un color aparte para que destacara. Por eso en los tomos, alrededor, son de colores. El 1 es azul, el 2 es burdeos, el 3 es verde y el 4 es mostaza.
En la pandemia no sentí la diferencia en la popularidad. Primero publiqué en 2016 “Maestro Gato”, después en 2019 salió “Cyrilla y Abdel”, que es unida a “Maestro Gato” y ya tenía un público grande. Cuando hice “Mientras Yubooh duerme” no sentí la diferencia hasta que llegó el momento de las firmas. Ahora me llegan muchos mensajes de Yubooh, más que por las otras dos series, y eso me hace notar que tengo más alcance que antes.
En Instagram tengo desactivados los mensajes. Solamente me pueden escribir mis seguidores, antes llegaba cualquiera y no faltaban los mala onda. Me mandaban cosas como “anti otaku”. Pero eso lo tengo desactivado. Aun así, me llegan muchos mensajes de gente que quiere aprender a dibujar o de mis seguidores que quieren saber que va a venir en “Mientras Yubooh duerme”, pero no puedo decirles porque es spoiler.
Me llegan agradecimientos. Algunos papás me han dicho que sus hijos leen gracias a mis libros. Pero lo que más se repite es cuando va a salir el siguiente libro. A algunos les tengo respuestas automáticas. Si se repiten ciertas palabras, Instagram las reconoce. Por ejemplo, si escriben “librería”, va a llegar un mensaje diciendo en que librerías pueden encontrar los libros.
Siempre quise cambiar mi seudónimo. Cuando hice mi cuenta de deviantArt, que era una página popular en esos años, me puse Paulinaapc, por mis iniciales, Paulina Andrea Palacios Calderón. Lo dejé así porque no había pensado en otro nombre. Después fue tarde cuando lo quise cambiar y registré el seudónimo. Empecé a publicar los libros así. Ahora me ponen Paulina Palacios igual, porque es más complicado Paulinaapc, aunque quise que fuera el seudónimo que me reconociera. Después en las librerías y en las entrevistas ponían Paulina Palacios. En los lomos aun sale Paulinaapc, aunque en las portadas salga Paulina Palacios. Sigue siendo mi seudónimo, está registrado y todo. Hice todo el proceso legal en 2016, cuando salió “Maestro Gato”.
Sin redes sociales hubiera tenido menos alcance. A pesar de haber publicado los libros, ahora la gente está pegada a una pantalla y las redes cumplen un papel súper importante. Creo que es relevante tener presencia. Ahora el que más alcance tiene es TikTok pero es difícil promocionar por ahí. Antes era más fácil que gente llegara a los videos, pero ahora es más complicado hacerse popular.
No quiero mostrarme yo, sino las cosas que hago. Están cobrando para que lleguen a más gente y el algoritmo tiene ciertas cosas, por ejemplo, si no enganchas en pocos segundos no pegas. Es pega extra. Hacer más contenido del que ya hago es cansador. A veces reciclo el material para las dos redes sociales. Pero funciona más cuando la gente pone su cara en la pantalla, pero a mi no me gusta.
Hice varios talleres. En los que organizó Planeta hubo mucha gente. Hice una página ficticia de “Mientras Yubooh duerme”. Me ayudaron a crear un personaje dando instrucciones, “va a ser mujer”, “va a ser hombre”, “va a tener el pelo largo”, “va a tener el pelo corto”. En el momento iba haciendo una página. Todo eso fue por chat y me editor me iba leyendo los comentarios. Los inscritos me daban ideas y, a la vez, yo les explicaba como era el proceso de las páginas y después yo les enseñaba como utilizar los programas. Después de subió a Instagram.
“Maestro Gato” es para todo público. Pero yo no tenía pensado que lo leyeran tantos niños. “Mientras Yubooh duerme” y “Cyrilla y Abdel” son para mayores de 12. Aunque el tomo 1 de Yubooh es más infantil que los demás. Es porque era el comienzo de la historia y aun no tenía claridad de como sería todo. Ahora la historia, conforme avanza, se ha ido oscureciendo y he decidido que es para niños más grandes, o adultos. Aparte que ahora tengo pensado... mejor no digo nada. Dejemos esa parte hasta ahí, porque no quiero dar spoilers, jajaja. Desde el principio pensé en hacer una historia más oscura. Sin embargo, el tomo 1 resultó tierno. Quizás por el dibujo. Ya con los siguientes, estando más clara de lo que quería contar, ya se nota que la historia avanza y que el personaje no anda tan feliz. Va descubriendo cosas que no podía poner al principio.
He ido cambiando mis métodos. En años anteriores trabajaba durante las tardes, desde las 15:00 en adelante. Pero si tengo una fecha de entrega muy cerca, me he quedado hasta las 5 am trabajando, porque el reto es hacer dos páginas mínimo por día. Si no hacía eso me atrasaba. Ahora, desde el mes pasado, empecé a cambiar mi horario y me levanto a las 6:00. Trabajo en la mañana para tener menos interrupciones. En la noche me habla más gente. Me gusta trabajar a oscuras, pero igual he estado trabajando con sol, porque en tomar desayuno, vestirme y tomar desayuno me demoro. Igual me sirve. Mientras esté en silencio puedo avanzar. Trabajo de 8 a 10 horas. Y si estoy con la fecha encima llego a 15 horas. Sé que no es lo ideal, pero es lo que se puede hacer.
He estado acostumbrándome a mi nuevo horario. Ahora que vivo sola me tengo que cocinar. Antes me cocinaba mi mamá. Tengo que hacer aseo en toda la casa, antes solo lo hacía en mi pieza y en mi estudio. Tengo que ir organizando todo eso para tener horas de trabajo y que no se me acorte el horario que necesito para avanzar dos páginas diarias. Es una meta que me impongo para alcanzar las fechas. Con Yubooh trabajo full entre mayo y agosto. A veces he hecho el libro en cuatro meses, muy atrasada. Necesito esa cantidad de páginas diarias para llegar a tiempo.
Por primera vez estoy trabajando con una dibujante. Ella va a hacer el tomo 6 de “Maestro Gato”. Yo ya hice 19 páginas y ahora se va a encargar de las siguientes. Igual hice los bocetos para que ella entinte y lo haga. Igual será con mi estilo. Eso me va a ayudar, porque estaba muy estresada con las tres series juntas. Así veo tranquila lo de “Mientras Yubooh duerme”. Esto era algo que había pensado hace tiempo, pero no me atrevía. Para mi es importante que mantengan mi estilo. Es difícil que otra persona dibuje igual a una. Mi editor de Visuales ya me había preguntado si quería que alguien más me dibujara las obras, desde cero, pero yo prefiero que siga presente mi estilo y yo vea la composición de las páginas.
Necesito publicar “Maestro Gato” este año. La serie tiene dos colecciones, una en color y la otra en blanco y negro, esta última es la que más les gusta a los lectores, porque fue primero. Pero desde 2020 que no saco un tomo. Hace rato me están pidiendo la continuación. Con el cambio de casa me atrasé y así fue como busqué a alguien que pudiera entintar los dibujos y le queden como los míos. Es una colega en Visuales. Probamos con dos páginas y le quedaron muy parecidas. Yo tengo que modificar unos detalles y listos. Ahora le tengo que mandar la historia, en eso estoy.
Llevo muchos años, ya quiero terminar con “Maestro Gato”. Desde 2012 estoy con esta obra y siento que pertenece a la Pauli del pasado, a la de ahora le cuesta armar la historia. Siento que ha cambiado mi narrativa. Me cuesta hacerlo. Pero me gusta la serie y me relaja hacerla, aun así, no tengo la motivación para trabajarla como antes.
Siento que el manga ha crecido en Chile. Cuando publiqué hace años atrás ver un manga en una librería era super difícil, ver cosas de anime que vendan en cualquier parte, como ahora, también era imposible. Se encontraban en tiendas especificas. Ahora voy a librerías y hay mangas. Voy al mall y hay peluches de anime. Eso cambió con la pandemia y la llegada de anime a plataformas como Netflix. La pandemia cambió muchas cosas porque en el encierro la gente empezó a buscar maneras de entretención. También influyó la llegada de WebToon, que hizo que gente que no era parte del mundo del anime se metiera en esto.
En un concurso tuve mi primera publicación. Participaba de varios mientras estudiaba Diseño Gráfico. Dibujaba para mí. Y participé en dos concursos y gané. Fueron dos series chiquititas, de capítulos únicos. Lo otro que hacía era participar en el concurso de Normal Editorial, de España. En ese participé desde 2010 hasta 2015 y quedé finalista dos veces. Ahora me alegro de no haber ganado, porque quizás no tendría “Maestro Gato” ahora. Todo eso me ayudó a aprender a como hacer las páginas y usar los programas. Los ganadores subían un blog donde enseñaban el proceso y daban tips. Eso me ayudó harto. Todo lo que sé es gracias a las cosas que hice en ese tiempo. Me ponía fechas para entregar sin tener una editorial, así me acostumbraba a trabajar más rápido.
Cuando me dieron el libro físico era el comienzo, pero a la vez un sueño hecho realidad. Cuando tuve en mis manos la caja con los ejemplares fue algo hermoso. No lo podía creer, era algo extraño. Pero me pasó una talla. El primer libro que tome de “Maestro Gato” tenía fallas de impresión y pensé que había sido un error mío. Tenía algunas páginas en blanco. Yo lo vi y dije “oh, que pasó”. Agarré otro libro y me di cuenta que era solo ese. Pero por un momento pensé que todos los ejemplares estaban así. Me asusté.
Mi familia siempre creyó que era un hobby. Yo les decía que me quería dedicar a publicar libros, ser autora, pero ellos pensaban que eran cosas de niña, que se me iba a pasar en algún momento. Mi mamá me apoyaba, pero mi papá me decía que con eso no iba a ganar plata. Me dijo lo mismo cuando le comenté que iba a estudiar Diseño Gráfico, pero ahí me le dije que era estudiar eso o nada. Entonces tuvo que aceptar nomás. Yo, a escondidas, en secreto, me quería dedicar a dibujar y escribir libros. Ahí era como “ah, que bacán, que bueno”. Ahora es distinto. Mi mamá le cuenta a todo el mundo que yo publico libros. A todo el mundo. Mi papá supongo que también. No hablo tanto con él, pero mi familia paterna me comenta que está orgulloso.
Mis profesores me decían que haga lo que quiera. No terminé la carrera. La dejé cuando me faltaba un año, pero se me estaba haciendo difícil. Ya me estaba echando todos los ramos. Ahí dije que no podía más y me quedé con lo que quería. Igual es una carrera que me gusta y, contrario a lo que puede pensar la gente, da muchas posibilidades.
Se vienen dos cosas nuevas este año. Aparte de “Maestro Gato 4″ y “Mientras Yubooh duerme 5″, que voy a publicar este año, para diciembre posiblemente viene un artbook con Planeta y después un manga nuevo, pero de un solo tema, que tratará sobre la emetofobia. Como ha sido enfrentar todo esto teniendo esa fobia. Es una fobia que también trae miedo a salir y fobia social. Es una historia que no estará enfocada a un público infantil, sino juvenil. Será personal.