El volante de 27 años tuvo una sincera charla acerca de sus traumas y la importancia de la salud mental. Explicó, de algún modo, el porqué del declive de su carrera.
Hace unos años Dele Alli era percibido como uno de los grandes proyectos del fútbol inglés. Su capacidad para encarar y abrir espacios al gol, cualidades que había exhibido en el Milton Keynes Dons, abrieron el apetito del Tottenham Hotspur, y fue allí, en el elenco de Londres, donde consagró sus mejores temporadas. Basta con decir que en su debut en la Premier League marcó una decena de goles y le permitió la nominación al Premio Golden Boy. Sus números, con el tiempo, no hicieron más que mejorar.
Pero de pronto y de golpe se apagó. Tras la salida de Pochettino, nunca pudo reencontrarse con su mejor nivel. Mourinho intentó recuperarlo, pero no hubo caso. Los Spurs creyeron que le haría bien un cambio de aires y lo enviaron al Everton. Tampoco levantó. Es más, tras un puñado de partidos se fue a préstamo al fútbol turco, a relanzar su carrera en el Besiktas.
Con 27 años, muchos lo dan por acabado. Atrás, muy atrás en el tiempo se quedó ese talentoso volante de enlace que buscaban desde todos lados, estaba tasado en varias decenas de millones de libras, y que incluso había disputado una Copa del Mundo con el seleccionado inglés.
Ahora, en parte, se supo el porqué de su caída, cómo es que tan súbitamente su nivel decayó. Y fue él mismo el encargado de relatar cada uno de los demonios que carga. Todo se remonta a su niñez, le explicó a Gary Neville en el podcast The Overlap. A temprana edad, reconoció Alli, abusaron de él: “Fue a los seis años, un amigo de mi madre, que estaba mucho en la casa”.
Más tarde, admitió también, su mal nivel futbolístico y las críticas que despertó, devinieron en el consumo de alcohol y pastillas, al punto de que decidió internarse en una clínica de rehabilitación:
“Me da miedo hablar de ello. Cuando volví de Turquía y me enteré de que necesitaba una operación, estaba muy mal mentalmente y decidí ir a un centro de rehabilitación. Tratan adicciones y traumas. Sentí que era mi momento. No te pueden decir que vayas, tienes que saberlo y tomar la decisión tú mismo o no funcionará”, le dijo al exlateral derecho.
Luego volvió otra vez a su oscuro pasado. Por ejemplo, puntualizó que “a los siete años, empecé a fumar; a los ocho, empecé a traficar drogas. Una persona mayor me dijo que no detendrían a un niño en una bicicleta, así que anduve con mi pelota de fútbol, y luego debajo llevaba las sustancias. A los once, me colgaron de un puente. Fue un tipo del vecindario de al lado”.
Es más, en un determinado momento de la conversación, el volante señaló que ha pensado en colgar los botines, que el fútbol ya no es lo suyo:
“Una mañana me levanté y tenía que ir a entrenar. Recuerdo que me miré al espejo y me pregunté si podía retirarme ya. Con 24 años. Haciendo lo que me gusta. Para mí fue desgarrador. Siempre he sido yo contra mí mismo en todo. Estaba atrapado en un mal ciclo y en cosas que me estaban haciendo daño”.
Las confesiones de Dele Alli, por cierto, generaron toda clase de reacciones en redes sociales. Sus propios excompañeros, como Harry Kane, lo felicitaron por conversar de manera tan honesta y sobre temas verdaderamente delicados.