Tenía sólo nueve años cuando vio por primera vez -en vivo y en directo- la camiseta de Colo Colo. Y Aldo Duque se enamoró de ella.
"Era blanca, linda, limpia. Sentí que reflejaba la pureza de los valores deportivos, entonces decidí ser hincha del club más grande del país", cuenta el abogado, que hoy mezcla la pasión futbolera con la polémica, desde que se decidió a contar cuántos haitianos llegan al día al país.
Pero en el fútbol no tiene las mismas dudas. Y Duque, mucho antes de que se pusiera el primer gorro, recuerda un día de 1970, cuando su papá -don Juan- lo llevó al Estadio Nacional a ver a esa oncena que le arrebató el título a Unión Española, como el momento en que se "colocolizó". En esa infartante definición nunca más olvidó la primera vuelta olímpica de Carlos Caszely.
Tres años después, el abogado fue testigo de una de las campañas más recordadas. La gesta, que según muchos historiadores, frenó el golpe militar y fue capaz de unir a los chilenos en torno al emblema mapuche.
"Esa época fue increíble. El país estaba polarizado y el estadio era el único lugar donde las ideas políticas no entraban. Todos éramos uno y nos abrazábamos y apoyábamos. Allí se iba sin banderas, no existían las barras bravas y el único grito que se escuchaba era el 'checheí' de Colo Colo", recordó el leguleyo.
No obstante, el sueño se acabó de la peor forma. Los albos llegaron a la final con Independiente de Avellaneda y se pusieron en ventaja con autogol de Francisco Sá al minuto 69'. Claro que estaban jugando en Buenos Aires y el árbitro uruguayo Milton Lorenzo no dejaría que un equipo del Pacífico cortara la racha de los del Atlántico.
"Me acuerdo perfectamente de ese momento y de cómo después le anulan un gol legítimo a Caszely en la vuelta y finalmente caen en la definición de Montevideo", recuerda Duque, quien luego de ese episodio se convirtió en parte fundamental de la naciente barra juvenil de la institución.
"Viajé mucho para acompañar al equipo y en esas travesías pude compartir con mis ídolos: Caszely, Leonel Herrera, el 'Pollo' Véliz y tantos otros", rememoró.
Los infaltables huevos duros
De esa época romántica, donde se iba a los estadios en familia, sin grandes despliegues policiales ni peleas con los seguidores rivales, el hombre del sombrero lo que más recuerda son las cervezas que se tomaban en las galerías en pleno partido.
"Es cierto, se vendía cerveza en botella de vidrio, las pilsener, como se conocían en ese tiempo. Luego las mamás las lavaban y en ellas, le daban leche a los hijos más pequeños. Además, uno iba con cocaví. Eran infaltables los huevos duros y entre medio de ese festín, uno esperaba el centró de Véliz para el gol de Caszely", describió el ex defensor de la Geisha. Y así pasó la década de los 80 y tal como en los tiempos de la televisión en blanco y negro, la escuadra de Macul nuevamente le da un bálsamo deportivo al conflictivo momento político de nuestro país.
Recuerdos
Era 1991 y la democracia buscaba afianzarse en este lado de la cordillera, después de 17 años de régimen militar. Fue allí cuando apareció la "armada" de Mirko Jozic, la que logró conquistar América en una llave inolvidable ante Olimpia de Paraguay. "Tengo enmarcada la entrada de ese partido. Está en mi oficina y para mí es un objeto de culto", se emocionó Duque. Y casi sin pensarlo, añadió que "la dupla Caszely y 'Chamaco' era increíble, pero de ese equipo campeón, Barticciotto no tiene comparación".
Lamentablemente para el hombre que pasa la mitad de su vida en tribunales, los tiempos cambiaron y la violencia "secuestró" la pelotita. "Dejé de ir al estadio, cuando a mi hijo más pequeño le llegó un piedrazo en la cabeza en un duelo ante Universidad de Concepción. Por lo mismo creo que debemos ser capaces de erradicar de los recintos deportivos a quienes sólo van a destruir y la única manera es tener tolerancia cero con los que cometen este tipo de ilícitos", sostuvo.