En un acto solidario, el medallista panamericano reemplazó a los conserjes titulares para que se quedaran en casa.
Un montón de chilenos se han tenido que reinventar para darle cara al coronavirus. Uno de ellos, es el luchador grecorromano, Andrés Ayub. El corpulento deportista cambió por unas horas las pesas y máquinas del gimnasio para desempeñarse como conserje voluntario de un edificio.
"Donde yo vivo son dos torres de cuatro pisos, con 70 departamentos en total. Los viejitos no se atreven a salir y los conserjes, que casi siempre viven más lejos de los edificios de donde trabajan, no pudieron cumplir algunos turnos por el toque de queda", explicó a LUN el atleta olímpico de Team Chile.
Las cámaras y otras pegas
Ayub, que tiene un corazón al igual de grande que sus 135 kilos y un metro 92 de estatura, detalló su experiencia. "Yo me entretuve haciéndoles zoom a las cámaras, fue como una especie de juego. Tenía varias pantallas y me di cuenta que una cámara incluso daba hasta mi terraza, así que la voy a tener que mover jajaja", señaló el ganador de la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015.
Además de estar atento a las cámaras y a los que entran y salen del edifico donde reside en Ñuñoa, el macizo deportista contó las otras funciones que tuvo que desempeñar. "Hicimos el aseo y limpiamos con cloro los ascensores. Pero la idea es esa, y ojalá que en varios lados más se haga. La idea es que los conserjes también se puedan quedar en sus casas".