“Los ricos no pueden vagar alrededor del mundo pensando que están por sobre la ley”, dijo el viceprimer ministro de Australia.
La polémica situación en torno al tenista serbio Novak Djokovic no se detiene. Mientras aún no se zanja definitivamente su deportación de Australia, el viceprimer ministro, Barnaby Joyce, sostuvo que el número 1 del mundo debe ser deportado si no dijo la verdad sobre la exención que presentó para no seguir las reglas de vacunación que rigen en el país.
La segunda autoridad de Australia remarcó a la BBC que las personas ricas como Djokovic “no pueden vagar alrededor del mundo pensando que están por sobre la ley”.
Djokovic viajó a Australia para participar en el primer Grand Slam del año, presentando una excepción médica para justificar su condición de no vacunado. Pero aunque las autoridades del torneo aprobaron su documento, los oficiales de inmigración lo detuvieron en su entrada al país, explicando que el tenista “falló a la hora de entregar evidencia apropiada” sobre la exención.
El problema tiene su origen tanto en el hecho de que el tenista ha hecho pública su decisión de no vacunarse contra la pandemia como en que no se revelasen las causas de la exención, la cual fue entregada por dos panes médicos organizados por los organizadores del Abierto de Australia.
Mientras Scott Morrison, primer ministro de Australia, aseguró que Djokovic será deportado si no logra entregar evidencias que justifiquen su exención médica, el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, cuestionó la decisión de las autoridades australianas, planteando que existe una “caza política” en contra del tenista.
“Participan todos, desde el primer ministro de Australia, fingiendo que las reglas son válidas para todos”, dijo el mandatario.
En ese sentido, la autoridad serbia planteó que otros jugadores fueron autorizados para participar con condiciones parecidas a las del mejor jugador del mundo.
En ese escenario, aunque la resolución de primera instancia de este miércoles fue deportarlo, Djokovic finalmente apeló y ahora una corte tendrá que decidir si el tenista se podrá mantener en el país y participar en el torneo que comenzará el próximo 10 de enero.
El tenista se mantiene recluido en un hotel que es utilizado para las detenciones de inmigración en la ciudad de Melbourne.