Con solo 21 años, la emergente atleta ya ha pulverizado las marcas nacionales. Recientemente se coronó en el Sudamericano Sub 23 de Guayaquil, en los 800 metros planos.
La historia de Berdine comenzó en Puerto Príncipe, capital de Haití. En 2006, cuando solo tenía seis años, vivía en un hogar de menores, donde conoció a un oficial de la Fuerza Aérea chilena, Mario Castillo, quien se encontraba en una misión de paz en el país caribeño.
Él rápidamente se encariñó con la niña y, finalmente, logró traérsela para Chile para que formara parte de su familia. En 2009, Berdine Castillo se convirtió en la primera persona haitiana en ser adoptada a través de un decreto de la Corte Suprema.
Pasó su infancia jugando en las calles norteñas de Iquique y aprendiendo el idioma. Cuando se mudaron a Santiago, la comuna de Recoleta, ella entró a un taller de atletismo en su colegio, según contó en una entrevista a Emol (2019).
Así, la rutina de la adolescente la volvió una asidua visitante del estadio Municipal de Recoleta. Si bien los triunfos demoraron en llegar, logró bajar sus tiempos hasta registrar 2:12 minutos en una carrera de 800 metros.
Esa es su mejor marca hasta ahora.
Se abre camino
De ahí en más se convirtió en campeona nacional de la especialidad, pulverizando las marcas anteriores de otras atletas. También consiguió la medalla de plata en la posta 4×400 en los Binacionales de Córdoba.
"De repente escuchaba 'con ella vamos a tener medalla olímpica' y cosas por el estilo", recordó. "Y yo estoy recién empezando: para llegar a Juegos Olímpicos hay que ir a Sudamericanos, Panamericanos, muchos campeonatos".
"Es un peso encima, sí, pero a la vez una motivación", aseguró ella tiempo atrás.
Ya con 21 años cumplidos, su última medalla la consiguió en el Sudamericano Sub 23 de Guayaquil, Ecuador, donde logró el oro en los 800 metros planos.
Ahora, la joven atleta tiene en la mira los desafíos de los Panamericanos de Santiago 2023 y, si el futuro la acompaña, los Juegos Olímpicos de París 2024.
En su perfil de Instagram, con letras mayúsculas, se lee solo una palabra: "PERSEVERANCIA".
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