El “King” celebró como un hincha más el paso a los octavos.
Suspendido por la roja que le sacaron hace dos semanas en Lima, a Arturo Vidal no le quedó de otra que vivir la final ante Cerro Porteño como un hincha más, por tanto, tan pronto se escuchó el pitazo de Wilmar Roldán que le otorgó la clasificación a Colo Colo, el “King” se desató.
No era para menos: el bicampeón de América volvió al “Cacique” precisamente por esto, con la misión de devolver a su club al concierto internacional y codearse con los mejores del continente.
Por eso, ya en el camarín del Estadio General Pablo Rojas, el experimentado volante mostró en detalle la celebración del plantel albo. Por ejemplo, mientras sus compañeros entonaban a todo pulmón una de las canciones más emblemáticas de Yerba Brava, “La cumbia de los trapos”, adaptada desde hace unos años por la barra colocolina.
“¡Borracho, yo voy cantando, vamos Cacique, pongas garra, hay que ganar!”, se sumó Vidal a los gritos, y a continuación, en cuanto lo advirtió, el capitán Esteban Pavez cruzó el camarín para abrazar al 23 y aparecer en la grabación.
Ahora los albos, luego de seis años largos, pesados, esquivos, esperan por rival en la ronda de los dieciséis mejores de América. En el mejor de los casos podría ser Bolívar o Junior, aunque lo más probable es que sea alguno de los cuadros brasileños que lideraron cada zona.
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