La peso mosca Ginny Fuchs acabó demostrando su inocencia y libró de recibir un castigo de hasta cuatro años de suspensión.
Una penca situación es la que vivió la boxeadora Ginny Fuchs, luego de arrojar positivo en un examen antidopaje. Y aunque juró cruz para el cielo que no había consumido ninguna sustancia prohibida, la razón estaba en las sábanas.
La pugilista de peso mosca, quién estuvo en las cuerdas varios meses mientras duraba la investigación, logró probar su inocencia, y finalmente se supo el motivo por qué la deportista tenía metabolitos de letrozol y GE1516 en su cuerpo: tuvo relaciones sexuales sin protección con su novio.
"Las bajas cantidades de metabolito de letrozol y metabolitos GW1516 detectados en su muestra fueron consistentes con la exposición reciente a las sustancias a través de la transmisión sexual", sentenció la USADA (Agencia Antidopaje de Estados Unidos) en un comunicado.
La boxeadora acabó feliz
Luego de librar de una sanción de hasta cuatro años por las sustancias presentes en su cuerpo, la boxeadora de 32 años, acabó feliz con la notificación del organismo que aceptó sus descargos y que debido a su ingenuidad, comprendió que un momento de pasión casi la deja nocaut.
"Estoy aliviada una vez que la USADA ha completado una exhaustiva investigación para darse cuenta de que mi caso era único y por tanto me han confirmado que no he transgredido ninguna norma, permitiéndome volver a la competición. Ha sido una gran lección para mí y ahora que se ha acabado, estoy totalmente concentrada en prepararme para Tokio", señaló la pugilista en su redes sociales.
https://twitter.com/GinnyFuchsUSA/status/1271221734490898432